miércoles, octubre 19, 2005

¡Ya viene "La Regla"! ¡Dios salve al coro! (III)

... El concurso coral estaba a la vuelta de la esquina. Las cuatro semanas de ensayos y preparativos habían transcurrido de manera meteórica. A estas alturas, recién tomamos conciencia de tamaña responsabilidad, y no sólo con el colegio sino también, con nuestros padres que se mostraban de lo más entusiastas, hecho que ejercía irremediablemente, sobre nosotras, una carga de presión extra. Por iniciativa propia, nuestros padres habían mandado a confeccionar un uniforme para la ocasión: un saquito granate con la insignia bordada del colegio y una pollerita tan corta que el más leve suspiro nos pondría en situación embarazosa.

Había empezado la cuenta regresiva, la tensión iba en aumento y se apoderaba de todos los involucrados... El profesor Leonidas ("Mr. Chichí") estaba con un humor de los mil demonios y al más pequeño error nuestro reaccionaba y quedaba hecho un pichín.

Dos días antes de la audición, Paty, por una cuestión de nervios o simplemente porque la naturaleza siguió su libre albedrío, menstruó..., era la primera y pensamos que a todas nos vendría por aquellos días (como una especie de enfermedad contagiosa y digo "enfermedad" porque cada vez que se referían a Paty decían: "Paty se ha enfermado..." o "Paty está enferma..."), así es que, a menos de 24 horas de nuestro debut, teníamos los nervios crispados.

No sería la regla o su latente presencia alrededor nuestro la culpable de la debacle o de una mala performance sino nuestra falta de fe y confianza, como lo diría en aquellos instantes la señora Rebecca en las clases de catecismo. Así es que, bajo el patrocinio de la señora Rebecca y después de un examen de conciencia nuestro, se celebró una misa de salud, pues, a nuestra salud (¡gracias!).

Definitivamente, el concurso estaba tomando ribetes desproporcionados y..., absurdos. Bueno, eso pienso ahora, pero en aquel entonces si me decían que la Tierra era cuadrada como una galleta soda o que Vladimiro era una mansa paloma yo lo creía a pies juntillas, así es que la celebración de la misa (con "cuerpo presente") sirvió para imbuirnos de una mística inexplicable. O por lo menos, si moríamos en aquel mismo instante nos sentiríamos limpitas y aliviadas de camino al cielo.

Paty, tranquila y sonriente -al día siguiente y sin cólicos o malestares a la vista- no tuvo el menor empacho en mostrarnos su toalla higiénica a algunas de nosotras reunidas en el cuarto de baño, hecho que sirvió para sentirnos liberadas, con mejor ánimo para proseguir el día y concluir que: "nadie se muere porque la regla le viene (aunque cuando me tocó me sentí morir... de miedo).

Día D, y a pesar que había amanecido muy claro y los rayos matutinos calentaban a todo en derredor, mis manos se mantenían frías, muy frías y sudorosas. Marita me ayudo con el uniforme y me colocó una cinta roja en la coleta francesa. Me veía en el espejo, me reveía y no soportaba lo que en él se proyectaba: el saquito me parecía horrible y mis piernas habían amanecido más flacas que nunca... Papá me llevó al colegio, y en todo momento trató de transmitirme su calma pero, no lo logró. Ya en el colegio, las maestras abrazaban a las integrantes del coro y les infundían ánimos mientras las colmaban de sonrisas y caricias. Mucha emoción en el ambiente y yo que empeza a acobardarme.

Leonidas, se mostraba sereno, y sonreía mientras hablaba maravillas nuestras. La movilidad no tardó en llegar y en menos de quince minutos ya estábamos dentro de las instalaciones del colegio Maristas. Habían docenas de grupos presentes, muchos chicos y chicas pendientes de su apariencia. Algunos hasta llevaban trajes típicos que provocaban nuestra hilaridad. "Mr. Chichí" encabezada nuestro grupo y lo primero que hizo fue registrarnos en la mesa del jurado. El auditorio era enorme, fácilmente cuadriplicaba al nuestro. Antes, ya había tenido la ocasión de venir a esta misma sala a espectar una película.

Cuando se dio inicio al concurso, el nerviosismo iba y venía, fuimos testigos de espléndidas presentaciones y de otras no tantas (peor no podíamos estar). Algunos llevaban instrumentos musicales, en nuestro caso íbamos a interpretar el tema a capella (unplugged). El número de orden nuestro era el 17 y parecía acercarse a pasos apresurados... Nos cogíamos de las manos, temblábamos como pajaritos bajo la lluvia y sonrisas nerviosas, al por mayor, afloraban de nuestras bocas. Sólo un milagro nos salvaría: "17... Colegio...Adelante".

Caminamos sintiendo nuestros pies pesados y pronto ya no encotrábamos ubicadas en el centro mismo del enorme escenario. La sala estaba repleta. Al lado derecho, sentadas nuestras maestras y padres que parecían mucho más nerviosos que nosotras allí arriba. Para tranquilizarme, fijaba mi vista en la señorita Clemencia, que parecía la única persona tranquila del grupo, con su sonrisa de ángel me transmitía mucha calma. Leonidas de espaldas al público, se colocó al frente nuestro, abrió sus fuertes brazos y empezó a moverlos como queriendo echar vuelo... Empezamos desfasados -incluyendo a Leonidas-, Paty parecía haber dejado la voz en casa pues sólo le salía un hilito, y el resto, parecía como si los nervios hubiesen taponeado nuestras faringes porque apenas salían leves gorgoritos. Habíamos empezado mal, el camino era largo y avizorábamos un mal final. Los ojos de Paty brillaba y buscaban los del resto. Hicimos de esa comunicación silenciosa -a base de miradas- una comunión y nos compenetramos tanto que en algo mejoramos. Sentimos tibios apalusos al terminar. Leonidas mantuvo todo el tiempo la apostura con estoicismo y no nos reprendió al terminar... A pesar que sabíamos que habíamos hecho una mala presentación nos sentíamos tranquilas y por fin podíamos respirar con calma (no dolió). Sintiéndonos en las nubes, descendimos la pequeña escalinata a un lado del escenario y pasando por entre las butacas un chico nos dice: "No se escuchó nada..., parecía gatitas".

Vergüenza, colera, insatisfacción, todo metido en una licuadora..., pero allí estaban nuestros incondicionales padres y maestras para abrazarnos y hacernos sentir mejor; total, para ellos, siempre seremos las mejores...

martes, octubre 18, 2005

"Mariconcitos", "Mr. Chichí" y las chicas del coro (II)

Caminando por la calles de la mano de papá no me cansaba de agobiarlo con las más inconvenientes y descabelladas preguntas: "¿Por qué ese señor tiene una sola pierna?" o "¿Por qué ese otro tiene un color tan oscuro?" o "Aquel, !Sí papá, ése, ése! -señalándolo con el dedo y hasta casi tocándolo- , ¿no me digas que no lo ves?, ¿por qué camina como mujer?...". Papá, no habría tenido problema alguno en explicármelo, siempre y cuando no estuviésemos al lado de la persona en cuestión...

De tanto personaje "raro" que transitaban frente a mis ojos, los que despertaban mi curiosidad, mi desconcierto y atención eran aquellos tipos deslenguados, que caminaba con disfuerzo y adoptaban maneras femeninas tan desproporcionadas... Papá me explicó, cuando tuve la suficiente y necesaria capacidad de entender sobre las personas y sus diferencias. Me habló de ciertas descompensaciones orgánicas, de traumas, desfases, costumbres y gustos... Yo no entendí un pepino...

Ya en el colegio me puse al tanto, a través de mis compañeras, de esas "diferencias" y de las "etiquetas" o "denominaciones" correspondientes... Les llamábamos "mariconcitos", con mucha timidez. La otra palabra ("maricón") nos parecía repulsivo y nos sonaba a blasfemia y mala palabra; así es que adoptamos el diminutivo -"mariconcito"- cada vez que nos referíamos a personas con sexualidad NN.

Nuestras mentes, aunque todavía inocentes, tejían decenas de leyendas, con éstas personas, y las asociábamos con Sodoma, Gomorra, el Infierno y sobre todo al pecado. Nuestra catecista para la Primera Comunión, la señora Rebecca, se refería a ellos como personas descarriadas del rebaño y ajenas a los designios de Dios. La señora Rebecca, era una persona muy mayor, cuando hablaba de Dios, valga la redundancia, era un Pan de Dios pero, cada vez que hablaba del "pecado" parecía transformarse como una posesa o simplemente trataba de infundirnos "temor a Dios" para que no caigamos en el pecado. De la señora Rebecca conservo algunos recuerdos en mis brazos, los pellizcones que me dio antes de ingresar a la Medalla Milagrosa con la intención de que crucemos los brazos al ingresar al recinto sagrado (qué le costó ponernos al tanto de ese detalle en las clases de catecismo) en búsqueda de la sagrada comunión...

Cuando vimos por primera vez a Leonidas, nuestro nuevo maestro de canto, nos llamó poderosamente la atención el contraste entre su físico y sus modos: su corpulencia no andaba a la par con su delicadeza. Tenía el cuerpo tan ancho como un sarcófago, poseía una caja toráxica que bien podría ser la envidia de Jhony Weissmüller -Tarzán, para quienes no lo identifican- o de un fisiculturista. Sus fuertes y bien torneados brazos y antebrazos, a pesar de su atemorizante aspecto se conducían con la gracia y delicadeza de una gacela. Sus gruesos y enormes dedos parecían moverse con la delicadeza y docilidad de una blanca paloma. De su caminar no hablo, porque si lo hago tendría que hacer referencia a un pato, y prefiero dejarlo ahí... Su voz, aunque segura, mostraba a instantes algunos aflautamientos o agudezas -gallos- que provocaban sonrisitas a escondidad.

Nuestras primeras reacciones tras conocerlo se resumían en: "¿es?", "¿no lo ves?", "¿parece, no?", "¿es maricón?... Ups..., mariconcito, digo...".

Esperábamos a Miss Chichí, nuestra maestra del año pasado y en su lugara apareció un Adonis de delicados modos.. Así es que, aludiendo a su grueso torso, más que cualquier parecido a miss Chichí, lo bautizamos como "Mr. Chichís" (por el busto) o "Mr. Chichí", simplemente. Algunas más avezadas le llamaba "El Femenino" y no temían decirlo a voz en cuello; Subían corriendo las escaleras, anunciando la llegada del maestro: "¡Ya viene ´El Femenino,´...!". Estoy seguro que escuchaba estas referencias a su persona pero las ignoraba.

Asistía a las clases ataviado de ajustadas camisetas de algodón blancas, siempre blancas, jamás lo vimos con camisa o algo serio; debía de frisar los 25 años. Y siempre mostraba una seriedad al iniciar y al finalizar cada clase.

El Concurso de Canto estaba cerca, quedaba menos de un mes. Esta vez no tuve problemas para quedar entre las seleccionadas -todas participaríamos. Con una sencilla prueba separó las voces por "tesitura y color" (no me pregunten que eso). La canción elegida a interpretar sería: "La Contamana" o "Contamanina" (disculpen, no recuerdo el título exacto) y en una parte decía "El que, me trajo hacia es el Ucayali con su serpentear", parte encomendada a las que tenía la voces más graves. Para el resto nos correspondía: "Mi cantar es así, para tí mujer con amor, Contamana te vio nacer con mucho placeeer...". Había que hacer superposciones de voces que fácilmente nos equivocábamos y el profe se molestaba: "¡Carajito, carajito! no se me desordenen, mantengan el ritmo y compás...".

Paty, una chica rubia y patilarga del quinto B tenía una voz aguda y potente, y era la encargada de entrar en la parte "Mi cantar es así..." y nosotras, las de la voz aguda teníamos que secundarla. No leíamos pentagramas, cantábamos de oídas y eso de confiar ciegamente en nosotras iba a provocar algunos sinsabores... (continuará)

lunes, octubre 17, 2005

Miss Chichí y "Mr. Chichí" (I)

angel


En primera instancia, no estuve entre el grupo de seleccionadas para formar parte del coro de quinto. Y la verdad es que, ganas no tenía (la excusa de las no elegidas). Habían traído a una maestra de canto para que se encargase de afiatar y pulir a un grupo de chicas que, en el día del aniversario del colegio, cantase el himno nacional, el himno del colegio y un número sorpresa...

"Mi limón, mi limonero
entero me gusta más,
un inglés dijo yes-yes,
un francés dijo ola-lá".

Y no fue porque la letra estuviese difícil, ¡no!, ¡qué báh!, tonta puede ser pero, difícil... Difícil fue evitar no sentirme estúpida al interpretarla. De a pocos, ciertos sentimientos de vergüenza, desconocidos hasta entonces, se estaban apoderando de mí... El rostro me ardía y sentí la mirada penetrante del resto de compañeritas, de la señorita Clemencia y de miss Chichí, la nueva maestra de canto, que sonriendo, rasgaba la guitarra.

Tras un implícito y muy claro pedido de la señorrita Clemencia, Miss Chichí, me dio una nueva oportunidad. Yo, aún no había superado la vergüenza inicial y este nuevo pedido sólo había servido para avivar aquel sentimiento -Vergüenza con "V" mayúscula.

Respiré hondo, tan hondo que sentí mis pulmones llenos con todo el oxígeno existente en el aula, mojé mis labios con fruición, la tocecilla de rigor para poner en orden mis cuerdas vocales, aparté a un lado el cerquillo que me cubría hasta los ojos y que me impediría -sin lugar a dudas- observar todo el papelón que estaba a punto de hacer; golpeando mis talones con fuerza -como Dorothy- esperaba que un tornado viniese en mi ayuda, rescatase y llevara al País del Nunca Jamás (nunca jamás me hagan pasar papelones...). De no mediar algún hecho inesperado (terremoto, una nueva marcha de los cuatro suyos o similares) nada me parecía liberar de cantar por segunda vez de manera consecutiva aquel sonsonete: "Mi limón...". Haciendo mi mejor esfuerzo (tenía que actuar de manera forzada), y hasta esbozando una tierna sonrisa, seguida de unos pasos coreográficos que corté abruptamente al verme a mí misma convertida en una especie de cantante chicha (¿La rica miel?)... "Muchas gracias, toma asiento por favor...". Eso equivalía a "lo siento, no nos llames, nosotros te llamaremos..." y yo..., feliz.

El casting prosiguió con el resto de alumnas, después de observar otros papelones no me sentí tan sola. Algunas calificaron y otras recibieron el inefable y nasal: "Merci beaucoup...".

Terminada la selección, la señorita Clemencia prosiguió con su clase, no sin antes decirme al oído: "Tu participación ha sido excelente, no entiendo porque no fuiste seleccionada...".

La señorita Clemencia era de aquellos seres dotados de una espiritualidad y estoicismo a prueba de balas. Parecía, ciertamente, ajena a todo lo que ocurría alrededor, parecía habitar una dimensión paralela y volar en su propia nube ya que a todo hecho o circunstancia lo veía por un lado bueno, positivo. Con raíces españolas, que salían a flote un par de veces a la semana cuando nos contaba las gracias y bondades de la tierra de sus padres: Zaragoza.

Al parecer, no me consta, la señorita Clemencia había hablado con Miss Chichí pues, sin mediar trámites o aviso previo hizo llamar a las elegidas a la dirección, incluyéndome en el grupo. Sorpresa total para mí. En la dirección, se encontraba quince chicas, cinco por cada quinta y una más: yo. Bajo la batuta de Miss Cichí, improvisamos por enésima vez la meliflua cancioncilla... La directoria, Marge, nos observaba compasivamente... Yo era la más pequeña del grupo y la que más desentonaba. Tenía diez años entonces, y contrariamente al resto de congéneres parecía revejida y hastiada de todo (todo me molestaba o simplemente no llamaba mi atención).

La única que me comprendía (o soportaba) era la señorita Clemencia. Aunque, ciertamente, tengo que reconocer que me tenía en una posición cómoda y de sobrestimación. El resto de compañeras reparaba en ello y me llamaban: "la engreída de la señorita".

Me encontraba en una etapa revesada y en la que nada me satisfacía y el formar parte del coro -a pesar que la señorita Clemencia me había dicho que era lo mejor para mí- no iba cambiar eso sino más bien me iba a traer más frustraciones.

Definitivamente, no le caía bien a Miss Chichí; por más que hablara maravillas mía a la señorita Clemencia yo sentía, en el fondo, que no era honesta en sus palabras.

Miss Chichí quería representar como número sorpresa una especie de coro celestial: "Querubines que habitan en el Cielo y que colman de bendiciones al Mundo entero" (sic). Pero, resultó que en la práctica, Miss Chichí quería implementar un coro con chicas que respondiesen al "tipo" de los querubines (cleveaux blonds et les yeux bleus) y de esta manera transmitir todo el dramatismo, patetismo y fidelidad posibles por una cuestión puramente estética. Creo que ni Adolf Hitler lo hubiese explicado mejor. Yo, podía asistir a los ensayos, pero eso sí no podía formar del grupo elite para el número especial. Por una lado me sentía liberada pero por el otro la confusión se apoderó de mí. No lo voy a negar pero en aquel tiempo me sentía y me hacía sentir distinta. Me trataban como a una "blanquita" y ciertamente era objeto de alguna deferencia. Pero, ahora, me sentía en la vereda de enfrente. No me sentí víctima entonces, pues yo había actuado de la misma manera que Miss Chichí en más de una ocasión y creo que de peor modo a la hora de escoger a mis amistades y ahora las circunstancias me estaban dando con una bofetada de realidad. En un primer momento sentí molestia, frustración, vergüenza y resignación, pero después lo asimilé, le di el peso necesario, y lo asimilé adecuadamente. Me llegó Miss Chichí y su coro de arquetípicos querubines. Me negué a forzar parte de una farsa, una farsa de la que yo fui esclava también, me sentí más terrenal que nunca, como si hubiera despertado de golpe de un etéreo e irreal sueño. Aunque canté los himnos en la actuación no envidié a mis compañeras del número centro, pero sentí mucha pena por Miss Chichí y por mí... No volví a ver a Miss Chichi, sino hasta años después en el colegio católico...

En el sexto grado, también implementaron el curso de canto con el fin de que el colegio participe en un concurso de coros que se iba a realizar en el colegio Maristas. Con resignación esperaba volver a ver a miss Chichí pero en su lugar llegó Leónidas que por sus modos y maneras, mis compañeras y yo, denominábamos "el femenino" o simplemente "Mr. Chichí...". Uno de los acontecimientos más divertidos en mi etapa infantil... (continuará)

sábado, octubre 15, 2005

"Sí. Felación es igual que felonía. ¡Chúpate ésa...!"

Segunda Parte (de la primera...)

chupon


... El profesor Cabrera, aunque petisito, no se achicaba ante nadie; además de dictar el curso de Historia en nuestra escuela se desempeñaba, paralelamente, como abogado penalista. Limpiando a bocanadas sus anteojos y secándose el sudor de la frente con un arrugado pañuelo, hacía alarde de sus dotes de litigante y enmarañador que, con un estilo muy peculiar y colmado de una agudeza cantinflesca, llenaba nuestras mañanas de entrañables y solaces momentos. Tenía las armas, más que suficientes, para no dejarse ningunear por nadie.

Un escribano y un gato
en un pozo cayeron;
como los dos tenían uñas
por la pared se subieron

(Don Dimas de la Tijereta, Tradiciones Peruanas, Ricardo Palma)

Si digo que en los exámenes nadie copiaba estaría mintiendo; si digo que todas copiábamos sería una exageración y una mentira más grande aún; y si digo que unas cuantas copiábamos y sólo en contadas ocasiones, sin escaparme de la verdad, estaría merodeando por los terrenos de la felonía pero, siempre hay una primera vez... Por otro lado, debo de señalar que por más buen amigo y mejor persona que el profe fuese con nosotras, a la hora de los exámenes no se "casaba" con nadie.

María Angélica, era una chica de estatura mediana, rubicunda, blanca, pecosita y de ampulosas formas. Hiperactiva, nerviosa y con una sonrisa permanente asociada a un estado de ansiedad inocultable. Fácilmente, podíamos colegir cuando nos mentía, y más aún cuando su sonrisa venía acompañada de tartamudeos y vacilaciones.

Aconteció que en pleno examen de Historia, el profesor Cabrera, se percató de extraños movimientos en María Angélica. Parecía presa de convulsiones y extraños contorneos en su asiento (¿el baile de la Solitaria?), y de cierta incomodidad que le impedía permanecer quieta. Él, no era tonto y ella aunque lista no podía dominar a la maturaleza. Me cuentan que -yo estaba delante y no pude ver todo- María Angélica al sentir la presencia del maestro había cambiado, rápidamente , de colores y humores: de un tono pálido pasó a uno bermejo encendido y un escarceo trepidante se había instalado en sus ojos verdes grisáceos. Sin embargo, fue otro detalle el que la delató: su falda, estaba recogida dos cuartas más arriba de sus rodillas. Muy tarde se dio cuenta de ello; la mirada de Cabrera permanecía fija sobre sus blanquísimos muslos. Pudorosamente, se los cubrió. Él, se encontraba a menos de un palmo de ella:

- Señorita, por favor, muéstreme las piernas -muy seriamente.
- !yo..., yo..., pro-fe-sor! - dijo ella, ahogándose en su voz, colaradísima y con un tic tan violento que fácilmente podría levantar vuelo con las pestañas.
- Sí, señorita. Levántese la falda...

En un toma y daca interminable o tras una especie de "gran bonetón" (¿Yo señor? Sí señor), María Angélica, dio su brazo a torces, o mejor dicho, dio sus piernas a mostrar. Todas permanecimos calladas, en un silencio absoluto que podíamos oir perfectamente la respiración de angustiosa de María Angélica y el ruido de los autos por la calle; de tanto en tanto, nos mirábamos totalmente perplejas: ¿Cómo nuestro más querido maestro se atrevía a tanto? María Angélica y su conchudez se lo merecían, ciertamente, pero ésto rebasaba cualquier límite. En medio de sollozos y vacilaciones, María Angélica dejó a la luz sus rollizos muslos y en ellos, con tinta azul, escritos todo el resumen de la historia humana. Cabrera cogió su examen y le puso un cero, grande y redondo, como un huevo. María Angélica, todo rubor, salió del aula apresuradamente. El examen prosiguió pero a los diez minutos se vio nuevamente interrumpido cuando la directora, en persona, le indicó a Cabrera que se apersonara a la dirección. Él, con paso marcial la siguió a escasa distancia. Y nosotras, tras ellos...

En la dirección, se estaba llevando a cabo una furibunda y encarnizada discusión, se escuchaba los "¡Cómo es posible...!" de la directora y los sostenidos argumentos de Cabrera. No fue necesario que pegáramos nuestros oídos a la puerta. Las voces -de dentro de la dirección- se escapaban por los más pequeños e inimaginables resquicios (además, había dejado la puerta semi-abierta... o semi-cerrado...). En el exterior, y a un costado de la puerta, María Angélica, permanecía más tranquila que nunca; hasta podría asegurar que se divertía con todo lo que había ocasionado...

Guardamos silencio, tratamos en todo momento de no hacer el más mínimo ruido o movimiento. Y oímos con clarida la voz de Cabrera:

- Pero, ¿Cuánto quiere le ponga? -casi gritando.
- No sé, pero por la vergüenza sufrida bien merece una nota alta como un gesto de disculpas y resarcimiento... -dijo la encopetada directora.
- ¡Allí tiene mi registro! ¡Póngale la nota que quiera! -en un tono retador.

María Angélica, aprobó ese trimestre con la más alta en Historia. El nuevo trimestre nos trajo una nueva maestra en el curso de Historia: la Hermana Rosa. Muy jovencita, sin experiencia y apegada literalmente a los textos.

En lugar de escarmentar, María Angélica persistía en sus mañas. Hasta podría asegurar, sin temor a equivocarme, que contaba con la venia y complacencia de la directora. Le perdimos -a María Angélica- el respeto y la confianza. Le hicimos sentir la "ley del hielo", por lo que su vocecita apagada por sobre mi hombro me sonó a blasfemia y burla: "¿Felación es igual que felonía?..." Llegaron a mi mente, imágenes del profesor Cabrera y el recuerdo de tantas mañanas llenitas de historias que le ponían la nota de color a mis días grises... Ofuscada, pensando más con el hígado que con el cerebro, pensé: "en ambos casos se actúa con la lengua...". No lo medité por más tiempo y le solté la "respuesta": "Sí. Felación es igual que felonía", y en un tono más bajito: "¡Chúpate ésa...!".

viernes, octubre 14, 2005

PROBLEMAS: Malditos Virus, Telefónica Help me!

Le dí formato letal a mi disco duro por culpa de una violenta invasión virósica (225 virus por día. El sistema estaba muy lento, como si alguien estuviese tomando notas de mis claves...) y, ahora, no logro ponerle sonido; por su parte, los chicos de Telefónica me dictaron unos números para poder conectarme a Internet y ahora... me encuentro en una cabina pública... Voy a seguir insistiendo tratando de ponerle voz a mi PC y llamando a los chicos de telefónica... Sólo dos cositas: Si a alguien le interesó mi escrito de ayer, mañana sábado, Dios mediante, publico la segunda parte y lo último, me parece rarísimo tener ese enorme volumen de visitantes según el reporte de los chicos de Perublogs. Y a mí que no me interesan las cifras... Le di una lectura a mi contador de Nedstad y sigue con la misma rutina (muy poquitos visitantes. Ni los marcianos me leen. Ni Cyan me lee -eso es dramático-. Así es que creo que esa cifra no va de la mano con la realidad)... Parece que el contador de Perublogs duplicara y hasta triplicara los visitantes y que yo soy sólo un bluff. Habrá que hacer ciertos ajustes al contador chicos de Perublogs y, a ver si alguien me da una mano con mi PC. Hoy tengo exposición por la noche, espero salir bien librada. Saludos para todos.

jueves, octubre 13, 2005

"¿Felación es igual que felonía?"

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"¡¡¡...Hey...!!!, ¿Felación es igual que felonía? !Beatríiiiiz...!!! ¿Felación es igual que felonía? !Ya pues, respóndeme por favor! Mueve la cabeza, sí o nó...Porfa...". Una vocecilla apagada, suplicante, apenas audible, había pasado en vuelo rasante por sobre mi hombro y surcando el espacio sobrevolaba, ahora, dentro de los límites de mi espacio y sentido auditivo. Era la quinta pregunta que llegaba de la misma manera y todas provenientes de una misma persona: María Angélica.

"María Angélica, no por favor... Mira que el exámen está facilito, no me hagas esto, no me comprometas. Te lo ruego, te lo pido por favor... ¡Por favor, no jodas!", decía para mis adentros. María Angélica era una ladilla a la hora de los exámenes. Nunca estudiaba pero siempre sacaba muy buenas notas. Se las ingeniaba para acomodarse detrás de cada alumna destacada en un determinado curso. A veces sacaba la información en base a ruegos y otras, apelando, a la vil extorsión (trapitos sucios). Ahora estaba colocada tras mío en el examen de razonamiento verbal. Todos los exámenes que involucraban razonamiento y desgaste de materia gris le generaban ataques de ansiedad que hundían, generalmente, a la "ahogada" en referencia (María Angélica) y a su circunstancial tabla de salvación (en este caso, podría ser yo). En otros cursos no tenía el menor empacho en hacer uso de medios externos. No era muy inteligente pero si muy ingeniosa con los "plages". Por más sospecha que hubiese en su contra "nunca" le descubrieron prueba alguna... Pero, siempre hay una primera vez ("nunca" digas "nunca") y casi siempre muy dolorosa...

El profesor Cabrera junto con el profesor Rosales, eran, los únicos representantes del género masculino dentro de las paredes de este "medieval" colegio católico. La madre Margarita, directora, tenía particular ojeriza con el desenvolvimiento académico y con el trato del maestro -Cabrera- con las alumnas (nosotras), pero "nunca" le dio un motivo válido..., hasta que..., nunca digas nunca..., como ya adelanté, siempre hay una primera vez para todos...

El profesor Cabrera no era alto ni guapo ni joven pero venía provisto de un carisma de fábrica (con baterías incluídas). A cada clase llegaba acompañado de su infaltable panza de rata que delataba su indisposición para con los ejercicios y su predilección para con las bebidas hechas a base de cebada y afines.

Él, siempre siempre risueño, matizaba sus clases de historia con anécdotas acaecidas durante sus recorridos, "procesionales", por el Perú profundo. Asimismo, nos hacía partícipes y confidentes de sus más descabelladas teorías sobre el origen de todos los males del Perú (Eso sí, el sólo desnudaba las debilidades nuestras: "de la soluciones que se encarguen otros", decía). Solía conducirse muy bien con el resto del personal docente y hasta se daba el gusto de jugarle algunas bromillas a las, siempre circunspectas, Hermanas. Era un cholo tosco y orgulloso de sus raíces, totalmente opuesto al profesor Rosales.

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El profesor Rosales, por su parte, dictaba el curso de Arte y Dibujo. Motocito, manipulable y totalmente condescendiente con todas (Hermanas y alumnas). Un día que tocó presentación de trabajos, todas nos habíamos agolpado alrededor de su escritorio (hecho muy frecuente). Discutíamos sobre las notas que le corresponderían a cada uno de nuestros dibujos. Yo le pedía un veinte por mi réplica casi exacta de las "Les Demoiselles" de Picasso, mientras que el resto porfiaba porque me impusiera una nota mucho menor. Al final, me tuve que contentar con un discreto e impar diecisiete. Hicimos tanto barullo que, de seguro llegó con prisas hasta la sala de Música donde se encontraba Miss Chichí impartiendo sus clases de canto. Sabíamos que era una hipócrita y lenguaráz de pacotilla y en aquella ocasión confirmamos nuestras sospechas.

Y ocurre que en pleno laberinto y jaleo, ingresa Miss Chichí hecha un pichín (para que rime). En su rostro se veía toda la amargura dibujada con cientos que rayitas que surcaban su rostro. Todas, espantadas con la súbita aparición nos refugiamos en nuestros asientos (similar a los soldados en sus trincheras en espera de fuego cruzado). Miss Chichí, pasó por entre medio de nosotras y se dirigió directamente hasta el escritorio del profesor Rosales. Él parecía temblar y tenía la boca abierta como embobado. Sin aplicarle anestesia le aguijoneó con sus palabras. Lo menos que le dijo fue: "serrano incompetente". Al resto de "palabras" y "frases célebres" o les coloca un beep o un cartelito de censurado... El profe no atinaba a nada, apenas farfullaba incoherencias que nada tenían que hacer contra el lenguaje "florido" (de ajos y cebollas) de Miss Chichí (decía que era francesa y de seguro que lo era porque soltó algunas palabrotas en esa lengua y que yo no entendí). Ninguna de nosotras metió su cuchara en la discusión, pues, si lo hacía de seguro que recibía un cacerolazo por sobre la cabeza. El rostro del profe, rosadito como culito de bebé parecía, ahora, estar en el infierno (y en pleno verano infernal, ¡Eh!), tenía un tono rojizo intenso y un manifiesto rictus de horror. Nos dio mucha lástima, era como ver a una mascotita zarandeada y pateada sin piedad. Miss Chichí era una hipócrita, aparentaba ser otra cosa y sólo era...

El Profesor Cabrera, no se había dejado maltratar de esa manera... Pero, esa es materia de una segunda parte. No vaya a ser que se aparezca el espíritu de Miss Chichí -se murió la pobre y me dijeron que el culpable fue su mal genio- y me haga pasar un mal rato. Nos vemos...

miércoles, octubre 12, 2005

Muerte en Rusia. Campaña

Enrique Angeles Hurtado, de 18 años, estudiante de la Academia de Arquitectura de Voronej, murió a consecuencia de los golpes propinados por un grupo de cobardes e inhumanos.

No es el primer caso de racismo en aquel país, y no son delincuentes las víctimas sino jóvenes estudiantes en búsqueda de un mejor futuro. Al contrario de los verdugos que representan la escoria del Mundo.

Mientras que Enrique no descanse en paz y no me refiero a que sus restos reposen en tierra sino hasta que la justicia no arreste, juzgue y condene severamente a los responsables, la foto de Enrique estará en mi plantilla. Espero que todos se aúnan a esta campaña: No al Racismo.

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Agencias Noticiosas:
Peru.com
Ansalatina
Terra.com

Blogs:
Cyberlatan.com
X-Blog

El "Huevo" de Colón

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La Tierra es redonda
decía Colón
y nadie lo escuchaba
con mucha atención
la reina de España
la reina Isabel
le dio el dinero que pedía él
viaja que viaja
en tres carabelas
La Niña, La Pinta y la Santa María
hasta que un 12 de Octubre
gritaron !tierra! (bis)
Y así descubrió Cristobal Colón
América del Norte
América del Sur
ahí donde vives tú
y donde vivo yo.


(Autor: ¿?, pero me encantaba cantarlas tres veces al día, torturando los oídos de todos en casa)

Recordando la letra de esta canción puedo decir que me gusta la idea de que una mujer maneje los fondos, en este caso del entonces reino español. Me imagino al Rey, de rodillas, rogándole -a la reina- por su mesada y a ella pidiéndole un detalle pormenorizado de todos los gastos a realizar. Por ahí una fuente poco digna y menos fiable me comentó -risueñamente- que la reina recién se animó a darle el dinero, de la corona, a Cristobal, cuando éste le mostró un huevo... e hizo la demostración de la redondez de la Tierra, naaah!, puros cuentos, estoy pensando seriamente en cambiar de fuente...

Muchos coinciden en señalar que Cristobal fue oriundo de Genova, y más que datos históricos es la costumbre la que nos obliga a considerarlo así. Un genovés que convenció a la reina española -a través de muy buenos padrinos: el prior Juan Pérez y antes, los duques de Medina-Sidolnia y los Medinaceli- de financiar tan riesgoso proyecto. Poco se sabe a ciencia cierta sobre el origen de Colón, documentos demostrarían que sus raíces se encuentran en Moconesi a 40 kilómetros de Génova. Que fue hijo de humildes tejedores y que éste origen no fue de su agrado por lo que trató, en todo momento, de aparentar lo contrario. Se casó con una dama portuguesa de buena posición social, al mismo tiempo que se obsesionó con la idea de descubrir una nueva ruta hacia las Indias. Tomando las Ideas de Florentino Toscanelli, de otros y tejiendo las propias, concibió la idea de que era posible llegar al levante por el poniente.

Menuda labor la suya para tratar de convencer a Juan II, Rey de Portugal, sin lograr su cometido. Lo consideraban un tipo hábil para hablar y por ello de muy poco crédito. Estuvo "mendigando" audiencias hasta que su proyecto después de cinco años fue aprobado por la corona española.

Se le nombraría Gran Almirante de Castilla y Gobernador y Virrey de todas las tierras que descubriese, asimismo se le destinaría el diez por ciento de todo el intercambio comercial con la nueva ruta (eso significaba un "huevo" de plata).

La historia alaba la proeza de Colón y lo muestra como un tipo perseverante pero se olvida de mencionar su mesianismo: se consideraba un predestinado para llevar a cabo una gran obra y que su nombre Cristobal (Christo Ferens, el que lleva a Cristo) era una señal divina.

Colón, hasta que murió no imaginó que había "descubierto" una nuevo continente -después sí, pero ya era tarde ¿no?- , pensó que había hallado una nueva ruta a las Indias. Su final, que muchos podrían imaginar como digno, no fue tal. De su tercer viaje regresó encadenado por órdenes del árbitro Bobadilla y perdió todo lo consignado en las capitulaciones: Gobernador, Virrey y el diez por ciento (un "huevo" de plata). En su cuarto viaje fue humillado por el nuevo gobernador Nicolás Ovando que incluso le impidió pisar la tierra que había "descubierto".

Sin un centavo en los bolsillo (sin el "huevo" de plata que le correspondía) y totalmente desalentado, falleció en Valladolid en 1506. Y muerto aún no lo dejaron descansar: Américo Vespucio, cartógrafo que realizó viajes posteriores y que demostró que lo "descubierto" por Colón era un nuevo continente, se le concedió el honor de que las tierras "nuevas tierras" llevaran su nombre: América.

Hoy, deben de rendirle muchos tributos y homenajes a Colón, a América... Se celebra el "descubrimiento", el encuentro o "encontronazo" de dos mundos, de dos culturas, con una predominando, al final, sobre la otra. Lo que debió ser un intercambio se convirtió en un "no negociable". Debemos "agradecerle" a España nuestra cultura, ella debe agradecernos a nosotros por tantas gracias conferidas... Naaah! El daño hecho está y no se puede volver atrás... Somos una mezcla racial, una mezcla de todo -bueno y malo- e hijastros de la madre patria como lo fue Colón en sus últimos días.

Lo veo a Colón, imaginariamente, navegando en un mar desconocido, cerca a las costas de un islote y a un indio mirándolo con el rabillo de un ojo y diciendo: "Ya te ví Colón, yo te descubrí primero..."

martes, octubre 11, 2005

Generación "Copy and Paste"

dependencia


Ayer-hoy, me encuentro, singularmente, feliz. Alguien dirá "¿Y eso a quién le importa...?" y sin timidez alguna, respondo: "A mí me importa, y mucho...". Podrá sonar cursi e insufriblemente melodramático, pero, si muero en estos momentos, ese nimio detalle -morir-, no cambiaría, en absoluto, mi estado de ánimo... Creo que la catarsis está surtiendo efecto.

¿Sabes qué es lo que levanta tu ego hasta límites insospechados?, pues, el halago, pero no cualquier clase de halago sino aquel sano, sin pizca de insinceridad y dotado de una aureola de inocencia... Mientras no te envanezca, todo bien.

Me encontraba en casa pintando, con témperas, un enorme dibujo sobre el Imperio de los Incas como parte de un trabajo de exposición: una especie de evolución histórica que consignada a la pareja primigenia (Manco y Mama Ocllo) emergiendo y surfeando sobre las pristinas aguas de un lago Titicaca, un grupo de indios cosechando, unas vicuñas pastando, un hermoso telar de figuras geométricas y en tonos ocres, un aríbalo y un vaso ceremonial. En la parte superior -lado derecho-, Caín y Abel en versión Inca: Atahualpa y Huáscar. Atahualpa, de costado, con la barbilla levantada, parece mirar con encono a su hermano Huáscar; éste, por su parte conserva la cabeza y mirada bajas, en una actitud casi tímida que contradice su fama de altivo y déspota. Sobre toda la zona izquierda -de la cartulina- yace el Imperio de los Incas -me suena a leyenda, magia- :un esbelto tahuantinsuyo -le apliqué inintencionalmente una lipo al Collasuyo. Bromeando papá me dijo que soy tan buena dibujando mapas como ecuatoriano.

Acumulando tiempos, este dibujo me tomó, aproximadamente, unas catorce horas repartidas a un promedio de dos por día. Me encanta dibujar y me encantan los detalles, como si contradiciendo a la naturaleza me empeñara en proveer de vida a toda cosa inanimada.

Tengo una exposición grupal el viernes por la noche y una de las condiciones u obligaciones a considerar y cumplir es que, todo el material que utilicemos para ella tiene que estar hecho a mano, hasta los informes.

La profesora considera que el uso y abuso del copy and paste (copiar y pegar) ha creado una generación que cada vez lee menos. Una generación muy experta en búsquedas de temas afines, que no discierne, y que sólo acumula, copia, pega, "maquilla", transfigura e imprime... Y que en la exposición sólo masculla los datos consignados en un libro básico de consulta.

Como tenía que compaginar trabajo, estudio y dedicarle tiempo al "dibujito" le encargué a Diana que transcribiera mis notas con su hermosa caligrafía.

Volviendo al tema de la admiración... Que llega Micaela acompañada de un amiguito de la escuela -son medios novios o algo así- y que se ponen a mirar, admirar lo que estaba haciendo y que el niño con la boca más abierta que sapo en desfile de moscas, grita con emoción: "Guáuuu, está bonito..., parece `tipeado`" (sic). Disfruté hasta el cansancio con tamaño halago y me reí en demasía por lo chistoso que me resultó la frase. Hasta un niño asocia la "perfección" -disculpen la inmodestia- de manera incosciente al copy and paste. Pensé en toda la gentita que habita horas de horas en una cabina que teniendo, además, abierta mil y una ventanitas del MSM se dedican, en estos instantes, a un frenético Copy and Paste, poniendo en una hoja de Word textos multicolores y fotitos al por mayor -muy parecido a mi blog- buscando más la forma que la esencia de las cosas. No todos somos así pero existimos buena parte que nos dedicamos a aquella canibal práctica, importándonos un bledo el autor o los autores y sin siquiera tomarnos el trabajillo de leer lo copiado. Muy pocos leen o escriben y dependen, en demasía, de la tecnología. La lectura queda relegada a un segundo plano y los libros se llenan en polvo en los estantes de una biblioteca cada vez más vacía.

Leyendo, conversando me enteré que en algunos centros de estudio -escolar, universitario- sólo se leen fragmentos de una obra, o las críticas sobre ellas, tratando de hallarles el estilo o un mensaje oculto, pero no se induce a que se lea el libro completo. Muchos buscan resúmenes o críticas ya hechas -aduciendo falta de tiempo- y se convierten en consumidores de enlatados, cogiendo opiniones de otros y reprimiendo las propias. El copy and paste se aplica a todo nivel, pero lamentablemente sin criterio y con pésimas consecuencias. La indecisión, la inseguridad, la duda, el buscar una segunda opinión no es algo gratuito...

lunes, octubre 10, 2005

Temblores, Perublogs y "Quiero una sopa bien caliente..."

Los temblores empezaron desde muy temprano... El malestar generalizado -producto de la gripe- se había apostado sobre todo mi cuerpo y aquel zarandeo, movimiento, incesante que, me cogió de sorpresa, hacía jirones de mi ánimo y sosiego.

Alarmada, sí. No lo puedo evitar, jamás me han gustado los temblores. Por un instante me sentí transportada a mis días de infancia y me ví encaramada sobre aquel menudo y antidiluviano trencillo que se desplazaba torpemente, en un mismo sentido, para atrás y para adelante... Poco antes de "subir", había visto que decenas de niños parecían divertirse paseándose sobre el menudo tren.

Era una fiestita de cumpleaños más de las que había asistido en aquel año, pero ésta tenía la peculiaridad de celebrarse en un enorme jardín y con juegos mecánicos.

Cuando el payaso me invitó a subir al tren, yo, me mostraba indecisa, lo pensé una y hasta dos veces, y no me dio tiempo para pensar una tercera, pues, me ví suspendida en el aire y depositada en uno de los asientos de aquel viejo armatoste. Mi mirada buscaba a mamá pero no la hallaba. Cuando, el tren, se puso en marcha me asusté mucho, parecía como si se desplazara por encima de un bosque rocoso. El pequeño mostruo mecánico avanzaba convulsivamente. Veía a mi alrededor rostros desconocidos que parecían disfrutar con mi angustia. Pronto, "el monstruo", adquirió una velocidad inusitada, hecho que me provocó, casi inmediatamente, arcadas...

¿Qué raro? -Me levanté de golpe- Con un temblor, tan prolongado y de regular magnitud, en progreso y nadie, en casa, parece acordarse de la convaleciente (yo) que reposa en el piso superior... Cuasi arrastrando mi cuerpo y llevando a cuestas mi alma que se escabullía por la boca y presa de un horror indescriptible, descendí peldaño a peldaño. El último escalón estaba fuera de mi alcance que parecía estar sobre una escalera mecánica empeñaba en subir y subir... En la salita, papá leía el diario dominical y bebía tranquilamente de una taza de café. Laura, sentado a su lado, veía tranquilamente la tele y pronto su atención se centró en mí y en mi rostro espectral. Sonriendo, ella, me explicó que estaban allanando (aplanando) el terreno valdío ubicado a tres cuadras de casa. La aplanadora, en funcionamiento, con su enorme rodillo rodante simulaba perfectamente un movimiento telúrico... "¡Ah yá!", dije sintiéndome tonta, muy tonta. Di media vuelta y me dirigí al estudio de papá. La Computadora estaba encendida y me senté frente a ella.

Como parte de mi post: "Intimidad rota" había puesto unos enlaces de webcams ubicadas en muchas partes del Mundo. Me divertía, infantilmente, fisgoneando y viendo gente transitar por una céntrica calle de Time Square o viendo la inmensa Torre Eiffel en Francia... Publiqué algo y regresé a mi camita...

Cumpliendo labores de abogada del diablo había publicado un post sobre lo que le había ocurrido a Lizzete. No podía concebir la idea de, como tampoco ahora, que una persona haya sido expulsada de una "democrática" comunidad signada implícitamente con un cartel de libre expresión, por un falta venial y más aún después de haber ofrecido explicaciones y excusas públicas al respecto. En una sociedad -la nuestra- acostumbrada a tirar la piedra y esconder la mano y de personas hipócritas que jamás aceptan ni aceptaran una falta cometida, aparece una chica (Lizzette) arrepentida y reconociendo públicamente el desliz cometido y en lugar de llegarles reconvenciones y advertencias es expulsada pública y vergonzosamente, amén de verse cargada con decenas de denuestos.

No es de caballeros, señores de Perublogs, actuar de esa manera con una dama. Por más presión que haya existido de por medio y por más estatutos o normas existentes creo que merecía una oportunidad. Podrán argüir que el desconocimento de las leyes o normas no es causal para evitar una sanción pero, ¿no es nuestra condición humana la que nos lleva a cometer errores? Esto es un pecado venial, si cabe la expresión: "Es de humanos errar y de divinos el perdón..."; "lamentablemente", Uds., también son humanos y no exentos del yerro...

No importa si esto ocurrió hace un par de meses o a principios del siglo pasado, eso no importa... Ya veo, que se ciñen a reglas y estatutos, pero apelo a su espíritu altruista. Ella se arrepintió, señores, reconoció su falta ¿Quién en estos tiempos de hipocresía, tan arraigado, es capaz de hacerlo y sostenerlo?

No me hagan pensar que sobre su decisión han primado otros aspectos -el fuerte contenido de su blog- y que el "plagio" sólo fue la excusa para separarla del resto del "rebaño"... No me hagan suponer eso.

La fiebre está subiendo y un leve escalofrío -acompañados de un artificioso movimiento telúrico- se ciernen sobre mí... "Quiero una sopita bien caliente..., mi reino por un plato de sopa bien caliente...".

domingo, octubre 09, 2005

Urracas Vs. Gays

Desde que incursioné en el incipiente, incognoscible y muchas veces pueril "Mundo-Blog" -hace siete meses- me he topado con toda clase de contenidos que de cierto modo descubren todo un abánico de personalidades y actitudes discordantes y que es precisamente esa variedad la que la hace tan rica.

Decir: "este blog es bueno y este otro no" o "no leo ese blog porque es malo" me parece tan absurdo como decir: "esa persona es mala porque tiene cara de mala y además no me cae". Los seres humanos somos complejos y respondemos a las circunstancias. Que puedan presentarse diferencias de opinión no debe conllevar a declararnos la guerra de manera intransigente y apelar -en muchos casos- a los insultos y denuestos que, no hace mella -algunas veces- en el atacado sino que pintan de genio y figura al agresor como intolerante y, muchas veces, prejuicioso.

Desde hace un tiempo atrás, surgió un blog escrito por una muy divertida chica huanuqueña que, ha convertido su blog (
Sex Ragazza) en una especie de magazine farandulesco orientado a la generación internauta. Con un estilo irreverente, jovial, directo y desenfadado ha encandilado a más de uno, dentro y fuera de nuestras fronteras. Algunos la comparan con Magaly Medina pero ella es Lizzete y muy a su manera. Los ampays, chismes, bromas pesadas y la crudeza de su blog le han acarreado una serie de problemas, y eso que recién empieza ¿eh? ("Magaly, cuidate"). El escándalo, el roche que más recuerda y que más fresco tiene en su mente es uno vinculado directamente con su condición de bloguista. Lean: "Ta q’ roche, me acusaron de plagiar!!!" (no lo he linkeado directamente, busquen el post y de paso den una ojeada a otros posts, muy "tiernos", por supuesto.)

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Lizzete, es una chica joven, muy linda y muy orgullosa de su natal Huánuco, pero desafortunadamente, este incidente -"el plagio"- estuvo a punto de llevarla a dejar su blog. Se puede estar en desacuerdo con sus contenidos y su forma de expresar sus opiniones pero eso no es excusa para insultos a nivel personal. Se atacan, se combaten argumentos contra argumentos. Además su blog como ella bien dice: "Este, es un blog de chismes y jodas, no apto para menores y menos gente intelectual....o disque cineastas, literatos, etc"; es un blog ligero.

Lizzete


"¿Eres homofóbica?", le preguntamos a boca de jarro y ella lo negó con absoluta serenidad. La joda es joda y a muchos les cuesta enterder eso.

Si vemos pollos rosados que juegan con el esteriotipo gay de manera elegante y que no despierta la contrariedad de una sociedad gay que exige igualdad, no creo que el sarcasmo y la crudeza de Lizzete -al tocar temas relacionados-, y de su Sex Ragazza, que difiere en forma pero no en fondo al del pollo, merezca ser vilipendiado.

Como el éxito de una persona es la envidia de otros, surgieron los típicos advenedizos. Uno de ellos, el más osado que se ganó la confianza de Lizzete le ofreció una colaboración, cosa que Lizzete aceptó. Lo que ella no sabía es que esa colaboración, aquel texto que publicó, era patrimonio intelectual de Cyan. Obvio que ésto provoco un escándalo y afectó más a Lizzete que, fue tildada de plagiaria y se hizo alusión muy directa a su "condición" de provinciana con el fin de tumbarla y de darle duro en el suelo. La reacción de unos cuantos energúmenos no debe ser tomada en cuenta para generalizar al resto de personas que habitamos -para bien o para mal- la capital de la República. No creo que todos seamos intolerantes o racistas encaletados.

"¿Qué, en Huánuco hay internet?"..., eso no es sarcasmo, eso es maldad por sus cuatro costados. Ofendió a mucha gente y fue la gota que colmó el vaso e hizo pensar muy seriamente a Lizzete dejar su blog.

Se sintió atacada, tocada en su amor propio, zarandeada, subida a un cadalso, torturada y quemada, y sin derecho a un juicio justo. Pensé que la inquisición había quedado en el pasado pero veo con disgusto que algunos asumen con frialdad la faceta de verdugos sin importarles nada ni nadie.

Todo ésto ocurrió en julio -yo recién me entero- y sólo el tiempo ha logrado restañar y cicatrizar las profundas grietas en su alma y en su HONOR: "Eso es algo que no tiene precio... Todo lo demás se puede comprar", con todo el sarcasmo del caso.

sábado, octubre 08, 2005

Fiebre de Sábado por la Noche

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Forzada por las circunstancias -una pertinaz e impertinente carraspera acompañada de una ligerísima fiebre- tuve que hacer de tripas al corazón y permanecer recluída en casa cuando debería de estar, en éstos momentos, escalando un alto nevado o rasgando una guitarra tratando de extraerle melodías, y bailando -casi desnuda- alrededor de una abrasante y concupiscente fogata... Terrible desenlace de las circunstancias, de las que asumo, plena y total, responsabilidad.

No debí de aceptar, jamás, aquel helado de vainilla salpicado de chispitas de chocolate si desde un par de horas antes, una renuente tosecilla me hacía compañía; no debí, tomar aquella chicha morada heladita si después de comer el helado la molesta tosecilla había tomado proporciones inusitadas y, por último, no debí de andar de pregonera, llamando a Diana, desde el suelo raso hasta el décimo piso...

"Tienes la amígdalas inflamadas, mejor ve a casa y descansa", me dijo el doctor con un tonillo melosamente infantil al mismo tiempo que me extendía una receta que me cayó a testamento, mi testamento...

!Cielos, que me trague la tierra y de un sólo bocado! Habíamos planeado esta salida desde hace dos semanas y una desafortunada suma de "pequeñas" circunstancias habían degenerado en una situación inmanejable que me sumó en un estado de frustración y fastidio generalizados.

"A mal tiempo bueno cara"... Aún me queda el consuelo que muy prontito, otro largo y "apropiado" fin de semana hará su aparición mágicamente. En el país de la fantasía, de los sueños y de las promesas, cualquier cosa puede pasar.

Enciendo la tele y "nada"... Nada bueno, tengo que precisar. ¿Quién rayos -en su sano juicio y con dos dedos y medio de frente- puede aseverar que, de manera concluyente, el poseer todititos los canales del cable te provee y garantiza una televisión de primera? Señores, hasta en el extranjero se hace basura, basura de muy buena calidad, pero basura al fin. No subestimemos nuestra ya alicaída -por mérito propio- televisión nacional ni tampoco vayamos al otro extremo de sobrepreciar todo lo que viene de fuera. ¿Quién, pero quién me asegura que un film de 100 millones de dólares es una buena película? Cara puede ser, pero buena, !Já!, permítanme que sonría. Ni las explosiones en cadena, ni los autos de lujo, ni las más bellas y perfectas sonrisas kolynos van a cegar mi criterio a la hora de opinar con respecto a una película y menos ahora que estoy hecha una pichín. Documentales dizque muy eruditos pero que sólo son parte de una tele comercial y sujetas más al efectivismo que al fondo. Aunque, debo de reconocer que de vez en cuando, y muy de vez en cuando -para recalcar-, aparece un informe o película digna de ser apreciada. Estoy molesta y tengo fiebre. Qué apropiado: "Fiebre de sábado por la noche" y con lo que detesto esa película. Por cierto, ¿Algo bueno en la tele esta noche?

Amor en tiempos de Guerra

En una guerra, no hay vencedores ni vencidos..., todos pierden. Se gana en odio, se gana en rencor, y se pierde inapreciablemente el espíritu fraterno. Iba a empezar este post denostando a la guerra -a las habidas y por haber- y a todos sus protagonistas, guiada por la idea de que el desmedido amor a un suelo provoca las más profundas desavenencias, y muy cercanas a la estupidez.

Rememoraba hechos históricos y veía con desazón de que la idea de patria -usada por algunos- ha provocado las más terribles carnicerías. En su nombre, se han exacerbado los ánimos, manipulado y creado una venda en el incosciente que valida cualquier acto, por más terrible que éste sea, en nombre de ella: "Patria", suena muy fuerte, hinche el pecho de orgullo a más de uno, solivianta ímpetus y da la excusa perfecta para no almacenar cargo alguno.

Durante mucho tiempo -relativamente- tuve la idea -y que no es la primero vez que comparto- que el Perú era el único o de los pocos países en el Mundo que por carecer de héroes victoriosos, rendía pleitesía -a pies juntillas-, honores y que colocaba como ejemplos a seguir a héroes derrotados. Veía a Grau, Blolognesi -en especial a éste último- como víctimas de un egoísmo malsano y de un exagerado sentido del honor que opacaban el criterio y que por ello preferían realizar sacrificios inútiles de cientos de inocentes en nombre de una gloria etérea en lugar de aceptar su derrota.

Éstas opiniones me ganaron detractores y opiniones contrarias. Analizando los hechos, amalizando mis propios juicios, no temo de reconocer que mi visión era sesgada e intolerante. Si bien es cierto que, por la patria ha muerto mucha gente, también debo de reconocer que en nombre de ella se ha llevado a cabo muchas cosas que usualmente serían imposibles. Sería mezquindad de mi parte no reconocer cómo sintiendo un aprecio, emotivo, por esta tierra, muchos han hallado una fuente, inagotable, de motivación para vencer las adversidades que se les presentan. Esto, no es un discursillo patriotero, me declaro antipatriota pero rescato y admiro a quienes tomando, adecuadamente, como base el amor a ella -la patria- avanzan.

Creo que unas de las cosas que me forzó a publicar las cartas de ayer -Grau y Carmela de Prat- fue descubrir que a pesar de estar inmersos en una guerra -la asocio con odio- en éstas dos personas pesó más la ponderación, la sensibilidad sobre una reacción tan a flor de piel: el odio. ¿Cómo reaccionarías si el "asesino" de alguien querido te enviase una carta? Me conmueve la hidalguía de Grau que, reconoce los méritos de un "enemigo" y da sus condolencias de una manera tan sincera; me conmueven las palabras de Doña Carmela, tanta mesura, tanta tranquilidad...

A él -Grau- lo describen comoo una persona buena, amable, taciturna, de gran fortaleza física y profunda sensibilidad. La noticia de su muerte -Lima recién se entero el 11 de octubre- provocó gran consternación, no sólo por el cambio repentino de las operaciones de guerra -Chile era dueño del mar y de las costas- sino por la pérdida de un ser casi divino. Desde abril hasta octubre de 1879, Grau había sido un ser dotado de una auréola mágica y mística, y fue la noticia de su muerte la que colocó a muchas personas en un plano más terrenal que nunca. El 19 de Octubre -de 1879-, en una ceremonia que duró cuatro horas, se le dió el último adiós. El último adiós al comandante que puso en los labios del enemigo: "¡Viva el Perú generoso!".

Una historia que busca revanchas no sirve.


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viernes, octubre 07, 2005

Un caballero en todo terreno

Monitor "Huáscar", Pisagua, Junio 2 de 1879

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Dignísima señora:

Un sagrado deber me autoriza a dirigirme a usted y siento profundamente que esta carta, por las luchas que va a rememorar, contribuya a aumentar el dolor que hoy, justamente, debe dominarla

En el combate naval del 21 próximo pasado, que tuvo lugar en las aguas de Iquique, entre las naves peruanas y chilenas, su digno y valeroso esposo, el Capitán de Fragata don Arturo Prat, Comandante de la "Esmeralda", fue, como usted no lo ignorará ya, víctima de su temerario arrojo en defensa y gloria de la bandera de su Patria.

Deplorando sinceramente tan infausto acontecimiento y acompañándola en su duelo, cumplo con el penoso deber de enviarle las, para usted, inestimables prendas que se encontraron en su poder y que son las que figuran en la lista adjunta. Ellas le servirán indudablemente de algún pequeño consuelo en medio de su gran desgracia, y para eso me he anticipado a remitírselas.

Reiterándole mis sentimientos de condolencia, logro, señora, la oportunidad para ofrecerle mis servicios, consideraciones y respetos con que me suscribo de usted, señora, muy afectísimo seguro servidor.

Miguel Grau




Valparaíso, 1° de Agosto de 1879

carmela


Señor don Miguel Grau.

Distinguido Señor:

Recibí su fina y estimada carta fechada a bordo del "Huáscar", en 2 de Junio del corriente año. En ella, con la hidalguía del caballero antiguo, se digna usted a acompañarme en mi dolor, deplorando sinceramente la muerte de mi esposo, y tiene la generosidad de enviarme las queridas prendas que se encontraron sobre la persona de mi Arturo, prendas para mí de un valor inestimable, por ser, o consagradas por su afecto, como los retratos de mi familia, o consagradas por su martirio, como la espada que lleva su adorado nombre.

Al proferir la palabra martirio, no crea usted, señor, que sea mi intento inculpar al jefe del "Huáscar" de la muerte de mi esposo.

Por el contrario, tengo la conciencia de que el distinguido jefe que, arrostrando el furor de innobles pasiones, sobreexcitadas por la guerra, tiene hoy el valor, cuando aún palpitan los recuerdos de Iquique, de asociarse a mi duelo y de poner muy alto el nombre y la conducta de mi esposo en esa jornada, y que tiene aún el más raro valor de desprenderse de un valioso trofeo, poniendo en mis manos una espada que ha cobrado un precio extraordinario por el hecho mismo de no haber sido rendida; un jefe semejante, un corazón tan noble, se habría, estoy cierta, interpuesto, a haberlo podido, entre el matador y su víctima, y habría ahorrado un sacrificio tan estéril para su Patria como desastroso para mi corazón.

A este propósito, no puedo menos de expresar a usted que es altamente consolador, en medio de las calamidades que origina la guerra, presenciar el grandioso despliegue de sentimientos magnánimos y luchas inmortales que hacen revivir en esta América las escenas y los hombres de la epopeya antigua.

Profundamente reconocida por la caballerosidad de su procedimiento hacia mi persona, y por las nobles palabras con que se digna honrar la memoria de mi esposo, me ofrezco muy respetuosamente de usted atenta y affma. S.S.

Carmela Carvajal de Prat.


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Le nom de la Rose

Hay historias, hechos, que parecen simples fantasías, y "existen", por otro lado, ficciones (ficción: simulación, finta; insinceridad, disimulo, falsedad, doblez, artificio, soma; hipocresía) dotadas de tal grado de "verosimilitud" que fácilmente encajarían, con suma perfección, en el rompecabezas de la historia sin mostrar aspereza alguna.

Desde pequeñines nos fijaron la idea que: "La historia es la ciencia social que estudia en forma ordenada y "verídica" los acontecimientos más importantes ocurridos en el pasado de la humanidad desde la invención de la escritura hasta nuestros días" (¿estamos haciendo historia?). Pero digo yo: ¿no pudo colarse una leyenda, mito, cuento o el folklore de un lugar dentro de la historia? No me consta, sólo estoy suponiendo. Tal vez Uds. me puedan ayudar con algún hecho en concreto. Sin ir muy lejos revisando detalles de la guerra del Pacífico, no con un ánimo revanchista, veo como un mismo hecho es tratado desde dos perspectivas irreconciliables (Vicuña Mackena Vs. Mariano Felipe Paz Soldán). Entonces, ¿podemos decir que la historia pierde ese tinte de veracidad, de su definición, si entra en el terreno de los intereses y subjetividades? Lo que para un pueblo pudo haber sido un hecho bueno, para el otro resultó un hecho funesto. Todo parece supeditarse al color del cristal con que se mire. Lo ideal sería hallar la imparcialidad en un hecho. Herodoto, el padre de la historia, al referirse a las Guerras Médicas decía que habían dos tipos de causas: tipo real o verdadera y la aparente o pretexto. ¿Estamos hablando de historias paralelas entonces?

herodoto


Todo está construido en base a palabras y estas se prestan con tal facilidad a la distorsión o al libre albedrio, apartándose mucha veces de la rigurosidad histórica, investigativa, y anteponiendo pasiones a razones. Recojo una frase que vi en el blog de Kat: "Hay más dinamita en una idea que en una bomba" o aquella otra que "la pluma puede ser más filosa o punzante que una espada". Con la historia manipulan a la gente, ese es hecho obvio pero prefiero coger aquella frase de Bertrand Russel: "de todos los estudios que convierten a un hombre en ciudadano de la comunidad instruida, ninguno es tan indispensable como el pasado". La historia es, pues, una especie de memoria colectiva que sirve como fuente inagotable de buenas y malos ejemplos. Está en el criterio de cada quien adoptarlo de la mejor manera.

Recuerdo que de niña convertía, en mi imaginación, los cuentos que me narraban cada noche en historias en las que yo era la protagonista. De a pocos fui adentrándome en libros que me sumergían en fantasías dotadas de tal realismo que simplemente me las creía de pe a pa.

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Una de las historias que me marcó de manera profunda fue El Nombre de la Rosa, novela escrita por una pluma dotada de tal realismo, de tanta magia que simplemente las palabras salen sobrando. ¿Cómo rayos pudo Umberto Eco construir tan solidamente una ficción? Leyendo algunas entrevistas, veo que él considera a escribir como un juego muy divertido. Se divierte escribiendo... ¡Qué hermoso juego! Nacido en Turín, Italia en 1932, filólogo de carrera y profesor de estética, semiótica y filología en las más importantes universidades italianas. Amante de la edad media, de su historia, recrea situaciones, lugares, personajes con mucho realismo en su novela. Se adentra en la mentalidad de aquella época y transmite un abánico de sentimientos encontrados. Lo que hay que. Como gran conocedor de aquella época inserta con mucha habilidad su historia dentro de un marco histórico que la vuelve inigualable.

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Está narrada en primera persona. Quien narra los hechos es Adso de Melk, un monje ya anciano que sientiendo la muerte cerca narra los hechos que le tocó vivir -terribles- al lado de su maestro Fray William de Baskerville en una remota abadía cuyo nombre desea cubrir con un piadoso manto de silencio.

En una mañana de noviembre Adso, un adolescente adso, amanuense y discípulo de William de Baskerville, franciscano inglés, llegan a una abadía benedictina. Son recibidos como visitantes ilustres por el mismo abad (Abbone). De a pocos Adso se va enterado de hechos que lo turban y que le infunden cierto resquemor. Descubre entre otras cosas que su maestro en un pasado reciente había ejercido el oneroso oficio de inquisidor y que fue el sentido común el que primó sobre su fe, en más de una ocasión, a la hora decidir la suerte de un desdichado que había caído en manos de la Inquisición. William, también cae en desgracia y es separado, humillantemente, de esa actividad.

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Un hecho luctuoso parece ensombrecer el ambiente de aquella apacible abadía destinada al cuidado de la cultura: la muerte de uno de sus monjes. Adelmo de Otranto, célebre miniaturista ha sido encontrado muerto, desbarrancado, al pie de una de las torres. Toda muerte causa dolor o pena pero en éste caso también habría que asociarle la extrañeza. William por pedido de Abbone es es encargado de descrifra el misterio de la muerte o suicidio -como lo sugirió Willian a Adso- de Adelmo.

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La abadía, está dedicada a la preservación del conocimiento pero de manera egoísta. Estamos en una época de oscurantismo que tímidamente y de manera renuente se va abriendo al gran avance de las universidades. Sin embargo, la biblioteca de la Abadía, una de las más grandes del mundo cristiano, parece no dispuesta a no dejar salir sus conocimientos y secretos. En una época donde la investigación, el afán de descubrimiento es penado o reprimido, vemos como el afán de conocimiento se vuelve tan terrible como el pecado mismo. Se producen otras muestras que siembran el terro en la abadía y todo parece ser que éstas rondan alrededor de la biblioteca y de un libro en especial. La maldad se esconde bajo los muros de este recinto sagrado.

Una novela medieval con toques policiacos. Con una historia envolvente que siembra a cada paso más y más misterio y al final un desenlace inesperado. Las notas en latín la vuelven única. La inteligencia, la maldad, lo divino, lo sensual, el misterio, se conjugan perfectamente en esta novela.

Para quienes tienen muy poco tiempo para leer y más cuando se trata de tan voluminos libre, también existe una película basada en esta novela: El Nombre de la Rosa, dirigida por Jean-Jacques Annaud (director de 7 años en el Tibet con Brad Pitt) y cuenta en su reparto con un sólido Sean Connery en el papel de William de Baskerville, Christian Slater como el joven novicio Adso de Melk. También aparece F. Murray Abraham en el papel de Bernardo Gui o Guidoni y en el papel de la Rosa, Valentina Vargas, una actriz chilena, como la chica, la Rosa en un papel muy sensual. La película, buena, empalidece ante la enormidad del libro original al que se le puede dar decenas de lecturas. Este fin de semana busquen la película o dénse algo de tiempo y lean el libro.

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Estando en el cole se me ocurrió preguntarle al profesor de religión, un curita joven de formas muy "delicadas" por qué la iglesia mataba a tanta gente durante la época en que funcionó la inquisición en nuestro país. Habíamos ido un grupo del salón a la local donde funcionó la Inquisición en el centro y visto con pasmada admiración como eran sometidos a torturas personas consideradas herejes en su tiempo. Bueno, pensé que eran los mismo sacerdotes los que aplicaban la pena y me contestó que el encargada de llevarlas a cabo era sólo un verdugo y nada que ver con la Iglesia, pero siempre pesada le repregunté: "Pero la Iglesia no ordenaba las muertes". Me miró con preocupación y dijo: En el Perú funcionó muy poquito y sólo se condenó -por delitos muy graves, la mayoría de penas eran leves, eran otros tiempos -acariciando mi cabeza como queriendo extraer mis ideas- y que ya no piense más en eso...

Recuerdo haber leído un libro de Vargas Llosa -La Historia de Mayta,¿ puede ser? Creo que sí- en donde hablaba un poquito de la Inquisición en el Perú. Hacía mención a quien inauguró la hoguera en el Perú virreinal fue un francés cuyo apellido sonaba a "Salado" y por eso asume -uno de sus personajes- que de allí en adelante se asoció esa palabra -salado- a la mala suerte.

jueves, octubre 06, 2005

Sexo, Prostitución e hipocresía (Entrevista a una prostituta)

La prostitución o meretricio es el intercambio, concertado, de sexo por dinero. Una prostituta o ramera es una mujer que comercializa su cuerpo por interés económico... Las definiciones son frías y objetivas.

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La prostitución es tan antigua como la historia misma. Existen varias referencias al respecto en el libro sagrado de la cristiandad, la Biblia. María Magdalena, que aparece en varios pasajes, fue una prostituta que Jesús tomó como ejemplo de cambio de vida y también, para lanzar aquella épica frase y muy usada frase: "Quién esté libre de pecado que arroje la primera piedra...". María Magdalena, es el ejemplo más claro de cambio de vida: abandonó la "senda del mal" y volvió al "camino del bien". Autores, muy osados por cierto, sugieren y hasta afirman que la ex-prostituta y el hijo de Dios hecho hombre, sostuvieron una relación marital, fruto de la cual nació una niña. Este hecho no sólo aparece en el "Codigo Da Vinci", sino también en otras fuentes. Particularmente, considero que el Codigo Da Vinci de Dan Brown recoge datos de fuentes -serias- y los convierte en una novela de ficción que toca un tema controversial con fines más comerciales -best seller- que rigurosamente históricos, teológicos o literarios. Aunque Dan Brown admite que es sólo una novela, otros no lo han tomado así.

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Buscando sobre el tema -la prostitución-, hallé en el "Pez en el agua", novela de Mario Vargas Llosa la siguiente e interesante opinión:

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"Sé muy bien todo lo que hay detrás de la prostitución, en términos sociales, y no la defiendo, salvo para quienes la ejercen por libre elección, lo que no era, sin duda, el caso de las Pies Dorados ni de las otras polillas del jirón Huatica, empujadas allí por el hambre, la ignorancia, la falta de trabajo y las malas artes de los cafiches que las explotaban. Pero ir al jirón Huatica o, más tarde, a los burdeles de Lima, es algo que no me dio mala conciencia, tal vez porque al pagar a las polillas de alguna manera me proporcionaba una suerte de coartada moral, disfrazaba la ceremonia con la máscara de un aséptico contrato que, al cumplirse por ambas partes, liberaba a éstas de responsabilidad ética. Y creo que sería desleal para con mi memoria y mi adolescencia no reconocer, también, que en esos años en los que fui dejando de ser niño, mujeres como la Pies Dorados me enseñaron los placeres del cuerpo y los sentidos, a no rechazar el sexo como algo inmundo y denigrante, sino a vivirlo como una fuente de vida y de goce y me hicieron dar los primeros pasos por el misterioso laberinto del deseo.

...Buen número de los amigos del barrio seguían siendo vírgenes y esperaban desvirgarse con las sirvientas de sus casas. Recuerdo una conversación, uno de esos sábados o domingos por la tarde, en la esquina de Colón y Juan Fanning, en la que, en rueda del barrio, uno de ellos nos contó cómo se había "tirado a la chola", luego de darle, con mañas, a tomar "yohimbina" (unos polvillos que, decían, volvían locas a las mujeres, de lo que hablábamos sin cesar como de algo mágico, y que, por lo demás, yo nunca ví). Y recuerdo otra tarde en que unos primos me relataron la maquiavélica estrategia que tenían urdida para "embocarse" a una sirvienta, un día que sus padres estaban ausentes. Y recuerdo mi malestar profundo en ambas ocasiones y siempre que mis amigos, de Miraflores o del colegio, se jactaban de tirarse a las cholas de sus casas.

Es algo que nunca hice, que siempre me produjo indignación y, sin duda, una de las primeras manifestaciones de lo que sería después mi rebeldía contra las injusticias y los abusos que ocurrían a diario y por doquier, con total impunidad, en la vida peruana".

¿Puede considerarse como un delito el libre ejercicio de las libertades sexuales? Penalmente, se persigue al proxeneta, aquel que trafica, esclaviza y explota mujeres para recibir a cambio de un pingüe beneficio; Se persigue a los pedófilos; se persigue y castiga las faltas a la moral y salud públicas. Es decir que está prohibido su ejercicio callejero más no en lugares privados. No hay prisión por ejercer ese oficio, ni clandestina mente ni de manera patente, y si hubiese alguna sanción o pena hace rato que nuestras cárceles estarían reventando.

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Existe un enorme mercado sexual, eso no constituye una novedad, fruto de la gran demanda existente.

Por otro lado, como bien refiere Vargas Llosa, se emplean otros métodos para "debutar". En base al engaño o a la presión se toma ventaja de una situación -caso sirvienta-empleador- que no se aparta de ser un hecho condenable y hasta punible. Pero, en el país de la injusticia, los ciudadanos de segunda clase carecen de derechos...

Volviendo al tema, se persigue, se hostiga, se humilla, a las "polillas" de esquina y se exponen -ellas y sus clientes- a sendas cámaras durante un operativo, vulnerando de esta manera su derecho a la privacidad, siendo menguada su imagen y condenándolos ante el resto de la sociedad. Mientras, que en lugares "fichos" o exclusivos y con todos los permisos habidos y por haber los "clientes" hasta se dan el lujo de ingresar en vehículos oficiales...

¿Cuántos prostíbulos trabajan legalmente? Pocos ¿Qué vecino en sus cabales va a permitir que un prostíbulo funcione al lado de su casa? Pocos o ninguno. Existen en muchos lugares del Mundo (Amsterdan, Madrid, etc.) zonas rosas o rojas en donde se ejerce libremente este oficio. El Perú, con sus autoridades hipócritas aún no está preparado para ésto y por ello se expone la vida de centenares de personas que asisten a estos antros en condiciones insalubres. La prostitución no se combate reprimiéndola. Es un fenómeno que existe y hay que adaptarnos salomónicamente a ella.



Sara, Limeña, 27 años, ejerce el meretricio desde que tenía 16. Su pareja de entonces, la introdujo a este submundo. Primero lo hacía con conocidos o amigos de él y después la "mandó", simplemente, a la calle a buscar "clientes". Todos los días, incluyendo los domingos, aborda un viejo bus que la conducirá desde el distrito de San Martín hasta San Juan de Miraflores, en el otro cono...

Conversar con ella no me resultó tan difícil como lo había supuesto. Una psicóloga amiga, que la trató por un cuadro depresivo, me la presentó y pudimos conversar:

- ¿Por qué te dedicas a ésto?
- Porque no sé hacer otra cosa -contesta en tono molesto.
- ¿Y cómo te va...? -suavizando el tono de mi voz para no cortar la comunicación.
- ¡Mal! Hay días en los que no tengo un sólo cliente, sólo "sapos" o alguno que quiere "fiado".
- ¿Cuál es tu "tarifa", cuánto cobras por tus servicios?
- Veinte soles incluyendo el cuarto. Aparte un Sol para el condón... -recitó ésto como una cuestión de rutina.
- ¿Cuántos clientes atiendes en un buen día?
- En una buena noche... me hice 140 soles. Fue en un sábado pero hace tiempo ya...
- ¿Y normalmente cuántos clientes tienes?
- Caseritos 4 o 5 y que vienen a buscarme cada quincena o cada fin de mes. En el resto de la semana el negocio está muerto. Sólo vienen a preguntar, a mirar, a "meter letra" para que les fíes... ¡Ah!, y a veces pasan los municipales con sus perros a joder...
- Y..., discúlpame la pregunta, ¿No te da asco? Tanto desconocido..., enfermo...
- ¡No, ya no! Estoy acostumbrada. Son mis clientes "Mana", si le haces asco o le pones mala cara ya no regresan. Yo los trato bonito, les hago bromas y les doy un buen servicio y uno que otro regresa a buscarme... Antes cuando era chibola escogía y ahora ya toy vieja, levanto vuelo con quien sea...
- ¿Y tu "pareja", el que te metió en ésto?
- Mi "marido", no, a ese "huevón" ya no lo veo hace tiempo. Era un abusivo, me quitaba mi plata y encima me pegaba, era un abusivo. Eran otros tiempos, yo era chibolita y ganaba mucha plata, ahora no me alcanza ni para comer. Me ven gordita y se van a buscar a las chibolitas de más allá..., son medio pirañas, choras...
- ¿No te da vergüenza?
- ¿Vergüenza? -algo molesta- Vergüenza me daría robar. Yo sea lo que sea trabajo, así trabajo y si a algunos no le gusta pues "piña"... Vergüenza me daría... -algo triste y con un leve brillo en sus ojos- si mi chibolo se entera que hago ésto, eso no más...
- ¿Lo quieres mucho?
- ¿Mucho? Lo quiero más que a mi vida -un relampagueo en sus ojos.
- ¿Cambiarías por él?
- Pero a qué. No sé hacer nada. Me quedé en primaria y para todo piden papeles y yo no tengo nada..., puro papel higiénico nomás ja ja ja -es la primera vez que sonríe.
- ¿Te animarías a aconsejar a alguien que piensa entrar a este mundo?
- No. Si quieren meterse que lo hagan, que la sufran y que vean que no es bonito..., ¿qué se va a hacer? -algo molesta.
- ¿Te drogas?
Parecía irritada, sin embargo me respondió:
- Sí. A veces. El cuerpo me pide, ya te contesté bastante...

Se fue sin que le diera las gracias...

Concuerdo con Vargas Llosa en el punto de que se trata de un trato concertado entre dos adulto, pero, si uno de ellos no está en sus "cabales" o en una buena posición para decidir...

La pobreza -moral y económica-, la falta de empleo y oportunidades, la ignorancia, el abuso, el engaño, son los ingredientes que conducen a éste submundo, bueno o malo, prefiero no adjetivizar. La libertad tiene sus riesgos.

Las llamamos con desprecio "putas", "perras", "rameras" o "chicas de la mala vida" pero vemos que que se codean con la flor y nata de la sociedad peruana, como una muestra de la hipocresía nuestra de cada día. Me explico, mientras por un lado se levantan voces en cuello condenando éste oficio vemos cómo en el caso del Comercio, el decano de la prensa nacional, aparecen las páginas de sociales con toda la "gente linda" o la "gentita bien" de Lima y por otro lado la "gentuza" en las páginas de "relax". ¿Hipocresía o falta de criterio? HIPOCRESIA a su máxima expresión.

La plata, definitivamente, no sólo compra cuerpos o espacios en los diarios sino también conciencias.

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miércoles, octubre 05, 2005

Intimidad rota

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Un estudio estadístico llevado a cabo en los yunaites -país acostumbrado a llevar estadísticas de todo aquello que se pueda imaginar- ha llegado a la conclusión -después de un largo, ocioso y paciente seguimiento a un grupo de conejillos humanos- que la imagen de un ciudadano -en aquel país- aparece a un promedio de 32 veces por día en cámaras de seguridad apostadas en hogares, calles, centros comerciales, edificios, estacionamientos y hasta en su propia oficina -amén de las cámaras ocultas que sólo Dios o el Diablo saben dónde están y con qué propósitos.

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El derecho a la privacidad está supeditado al de la seguridad y al de un espíritu de manifiesta desconfianza.

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Cámaras, semiocultas, ubicadas estratégicamente vigilan, registran, cada uno de nuestros movimientos -a sabiendas o inconsultamente. Sin embargo, todo tiene su riesgo. No sé si recuerdan la película "Sliver" (Acosada) con Sharon Stone y Edwin Baldwin, en la que un casero mañosón (Baldwin) está al pendiente de todo lo que ocurre en su edificio. Es testigo no invitado de una serie de hechos íntimos y privados. Conclusión, la posibilidad de que te coloquen una cámara oculta en la habitación o en el cuarto de baño podría convertirse en un hecho muy "fregado". Y ya ha pasado en nuestro país... revisando notas periodísticas encontré que Magaly Medina -conductora de un programa de farándula- logró introducir una cámara en una habitación de hotel y registro un acto íntimo y que fue propalado por su programa. Se armó la de San Quintín y al final sólo se sancionó levemente a la conductora. En materia de legislación estoy perdida, sé que éstos hechos han ocurrido en otro países (Pamela Anderson, Paris Hilton y otros) y que el arreglo económico ha primado sobre un derecho vulnerado.

Las cámaras ocultas también han servido para sacar a flote hechos vergonzosos e inhumanos. Como la de las niñeras que haciendo uso y abuso de su fuerza física sometían a menores a castigos inadmisibles e incluso con desenlaces fatales. El registro de los hechos en video sirvió como prueba contundente para sanciones muy severas.

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No nos olvidemos de las infames vladivideos y cómo la información se puede convertir en la más terrible herramienta de manipulación y poder...

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Cámaras del tamañó de la cabeza de una aguja, cámaras en los celulares, celulares con GPS (servicio de localización), autos con GPS, webcams, cámaras y más cámaras nos introducen a un Mundo donde la intimidad no existe -a veces renunciamos a ella y nos sometemos a la sobreexposición- y preferimos ser parte de la conexión. Estamos conectados permanentemente -MSM, Celular, Webcams, etc.- y cualquiera puede saber a ciencia cierta dónde nos encontramos y qué estamos haciendo.

Se avizora que en un futuro muy cercano la tendencia a buscar sea la de la desconexión: Un paraíso sin mirones ni tecnología de punta.

¿Volveremos a la época de las cavernas?

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Prácticamente vivimos y nos comportamos como habitantes de tales lugares, así es que, definitivamente, no sentiríamos el cambio...

Dejo el tema planteado, pros y contras...

martes, octubre 04, 2005

"La Procesión va por dentro"

Ayer, visité el templo de las Nazarenas -ubicado en el centro de Lima. En los alrededores -era un pandemonium- decenas de vendedores -apostados en calles y veredas- se disputaban la gracias de transeúntes y asistentes al templo. No hay duda de que toda festividad tiene su lado comercial muy bien dispuesto. Para empezar, Se podía apreciar el clásico turrón, para lo cual se habían acondicionado estantes externos y también tiendas perfectamente presentadas y con las clásicas y "pesadas" degustadoras. Las dos marcas predominantes eran: "San José", con un precio que fluctuaba entre los 14 -versión tradicional- a los 17 soles -versión para exportación. En el caso del famosisímo turrón de "Doña Pepa", su precio único era de diez soles por kilo. Consultando con las vendedoras se podía lograr bajar el precio hasta siete soles con cincuenta si te llevabas más de diez kilos... La verdad es que aquel dulce me empalaga y se pega entre mis dientes sin mencionar los caramelitos redondos con los que en más de una ocasión me atore y estuve a punto de perecer; las estrellitas, las dichosas estrellitas que pegaba con el dulce entre las hojas de mi cuadernos -prefiero un "Suspiro Limeño-Santiaguino"... Por cierto ¿estará patentado el turrón? ¿Saldrá la versión chilena del mismo? No es por nada, pero los peruanos somos "quedados" y reaccionamos mal y tarde -pobre "suspirito limeño" que ahora nace, se reproduce y exporta desde Santiago- ¡Nahhh! No debemos quejarnos si poco apreciamos lo que tenemos y es recién cuando lo perdemos que recién reaccionamos -como novias sin boda- a través de pataletas, mal y tarde...

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También, habían detentes, velas moradas -a cincuenta céntimos-, cuadritos -de diez soles-, hábitos, cordones, rosarios, etc., todos con el clásico color morado.

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En este templo yacen los restos de la Madre Antonia Lucía del Espíritu Santo, fundadora del Instituto Nazareno, impulsadora y preservadora de la fe al Cristo Morado .

Sólo ingresando al templo -en un patio exterior- decenas de velas -moradas y blancas- encendidas y muchos feligreses orando alrededor de una pequeña réplica Cristo Moreno. El templo es muy antiguo -aproximadamente de fines del siglo XVIII- y ha soportado numerosos temblores y terremotos a través de la historia y que han han obligado a refaccionarlo en más de una ocasión. Al final de aquel pequeño patio y a la mano derecha, está dispuesta un regular ambiente con luces bajas y cientos de bancas donde permanecen sentadas personas. Otras, ubicadas a la derecha, esperan pacientemente confesarse. Ingresando por la parte inferior, a través de un portal en forma de arco, está un salón donde se efectúa una misa con el Cristo -en andas- Morado presente. Todos permanecemos de pie y seguimos con detalle la misa. Las lecturas están ligadas a la historia de Jonás y la Ballena. Una voz femenina se encarga de los cánticos. Un chico joven, ataviadao de blanco y morado realiza las lecturas. Personas de toda condición social están reunidas en este pequeño salón. Muy pocas personas lucen el hábito morado a pesar de que el padre hace referencia al significado del mismo: Penitencia e intención de cambio de vida...

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En el fondo de aquel salón se dispone un altísimo altar con imágenes de tamaño regular y siendo el dorado el color predominante que contrasta con el plateado de las andas del Cristo Morado que permanece a la derecha del salón.

Cuando el padre -ataviado de morado- da la señal para el abrazo del la Paz, la muchedumbre parece moverse como olas en el mar... La comunión, el momento culminante hace que pierda a mi acompañante. Sólo después de unos breves segundo lo logró ubicar. Personas ancianas, de edad mediana predominan a la hora de la comunión. En una de las salidas se ubica un Padre, que da la comunión, y personas que ayudan a desalojar la sala.

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Para aquellos que quieran apreciar al Cristo Moreno de cerca pueden venir al templo de las Nazarenas. Particularmente es la primera vez que lo veo de cerca. Una vez intentaron ponerme un hábito morado pero la gracia no duró mucho -lo ensucié con el turrón. Me tomaron una foto ataviada con el hábito morado pero por más que lo busqué no la hallé. Encontré una foto donde aparecen mis "biscabuelas", como las suelo llamar, en donde lucen el hábito.

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No me sienta el color morado -prefiero el negro o el rosa como el color de mi blog-

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En la fotito estoy representando el papel del "Gato con botas" -con mis colores favoritos- en un acto a beneficio de un hogar de niños pobres. No nací para actriz pero siento que la pueda hacer en algún programa cómico porque harta gente se río de mi representación...

Estando por Wilson con 28 de julio -frente a los Faroles del Duke- pude ver a una nenita que aprovechando el tráfico detenido -como siempre en este cruce los semáforos brillan por su ausencia- hacía una suerte de malabares -volantines o algo así- con más gracia que efectividad, pidiendo luego a los choferes algunas propinas... A punto de empezar a movilizarse los autos, la menor se desplazaba a la berma central y efectuaba el mismo acto a circunspectos transeúntes... Me dio mucha pena la nenita -de unos siete u ocho años-, muy linda, y que tiene que trabajar para subsistir en esta sociedad tan proclive a guardar las apariencias, a ponerse un hábito moradito y decir soy creyente pero que en poco o nada utlizan todo ese "amor" cristiano para volcarlo en hechos y en los semejantes...


labiosmorados


¿ Si la fe es tan grande..., por qué no alcanza ?

señor de los milagros