Drogas: ¿Legalizar o no legalizar?..., he ahí el dilema.

Una tímida pregunta encabeza este post, pues, me encuentro en el limbo de la conciencia... ¿Se puede erradicar o por lo menos reducir el consumo de drogas permitiendo su libre uso? (la pregunta del millón. La respuesta es invaluable).

Revisando un poco de historia, me encontré con un tema harto conocido. En EE.UU. de los años veinte existía un personaje, Al Capone, que a través del comercio ilícito de licor amasó una gran fortuna y un enorme poder en distintas esferas de la sociedad estadounidense. Como él, aparecieron, decenas, más a lo largo de todo el territorio americano que haciendo uso y abuso de su poder económico y de la intimidación pusieron en jaque a la justicia. La corrupción campeaba. La denominada Ley Seca no mermó, en absoluto, el consumo de bebidas y más bien contribuyó a elevar su precio resultando un negocio, a pesar de los "riesgos", redituable. A Al Capone sólo lo pusieron entre rejas por evasión de impuestos y salió en pocos años. Cuando se legalizó el comercio de bebidas alcohólicos se democratizó, si cabe el término, el mercado eliminando los monopolios.

Colombia, país vecino, el más importante proveedor de droga a nivel mundial atraviesa, desde hacer muchos años, por una peliaguda situación. Los carteles y los grupos guerrilleros financiados por los primeros han sembrado de terror y la muerte a aquel país. Por eso, propuestas como la de Juanes, que está de acuerdo con la legalización de la droga, no suenan del todo descabelladas. Resulta un hecho increíble, enterarme ahora que, Pablo Escobar, un importante, mítico e infame narco llegó a ser elegido congresista. Tuvo, un final trágico, acorde con su vida, y permanece aún en la memoria de mucha gente que se olvida de los daños por él perpretados y que sólo recuerdan sus magníficas contribuciones económicas. Para países como los nuestros, carentes de justicia y llenitos de desesperanza cualquier benefactor puede llegar a ser un mesías.

Se han hecho experiencias con respecto al tema. Holanda, un moderno país europeo, permite el consumo de drogas en bares exprofesamente destinados para tal fin. Se podría considerar a la experiencia como mala si se toman en cuenta los resultados: Se elevado el consumo hasta en un 200 %. Holanda, constituye un excelente destino "turístico" para quienes desean dar rienda suelta a sus adicciones. La prioridad en algunos países de Europa (Holanda, Inglaterra, Suiza) ha sido evitar el incremento de VIH y otras enfermedades transmisibles a partir del uso de jeringas. Los gobiernos, proveen gratuitamente las jeringas, y con ello se han reducido los casos de contagio pero de manera indirecta ha contribuido a elevar el consumo de drogas. Se destinan ambulancias y personal paramédico para que recojan a las personas intoxicadas. Es decir se combate las consecuencias y no al problema en sí. La legislación es clara, se establece las diferencias entre consumidor y comercializador. El consumidor no deja de ser un ciudadano.

Países como en el caso de Pakistán dependen en buena parte de la producción y comercialización de estupefacientes (hachís. Que no es un estornudo. De todos modos, gracias).

La propuesta de legalizar el consumo y la fabricación de drogas descansa en la base de erradicar, con esta medida, mafias y monopolios con gran poder que fomentan la corrupción y el caos. Y también, que quitarían lo atractivo que resulta lo prohibido.

Lastimosamente, en el caso nuestro, el precio de las drogas es relativamente bajo, somos un país productor, y la legalización sólo contribuiría a ponerlo al alcance de todos, y siendo tan parcos en fuerza de voluntad, maleables a la presión del círculo social, entonces, el resultado podría ser una bomba de tiempo y si a eso le sumamos una deficiente educación, todo esto daría como resultado un incremento desordenado de personas adictas. Se habla de especialistas en el tema; médicos encargados de dar una adecuada prescripción y con ello la apertura de un nuevo campo laboral. Pero, cabe preguntarse: ¿Existen drogas inocuas? La mayoría crea dependencia y distorsiona a los sentidos. Eso es claro.

Decisiones tan delicadas no deberían recaer sólo en políticos sino también en especialistas (médicos, psicólogos, etc.). Aunque todo esto no deja de estar en el terreno de la presunción no debe de estar muy alejado de la realidad. Igual dilema se enfrentó, en su momento, con el alcohol y el tabaco; que en cierto modo son adictivos y crean problemas similares al consumo de drogas; ambos son socialmente aceptados; en cuanto, al licor, hay personas alcohólicas que han destruido su vida por él y se encuentran en un camino sin retorno. La droga, tal como la conocemos en la actualidad, es decena de veces más adictiva y de comprobados daños (irreversibles) a nivel neurológico. Existe un importante grueso de personas que la consumen bajo su propio riesgo y de manera "controlada". No nos podemos tapar los ojos ante esta realidad y menos estando tan cerca del problema. Dos veces consumí drogas (éxtasis y un porrito de marihuana) y no me fue necesario ir más allá que a la puerta de una discoteca y pagar, nada.

Yo, ya elegí mi droga y creo que ha sido una excelente elección. Mi mejor droga es la actividad y el amor que recibo a cada instante. Los problemas existen y existirán después de regresar a la realidad; la moda, la presión de los amigos es fácilmente manejable con un poco de amor propio. El camino de las drogas es un camino espinoso y muchas veces sin retorno. Un camino que te saca de la realidad y que te coloca en el fango de la irresponsabilidad y del escaso juicio.

La elección es libre y nunca está demás tomar consejos para orientarse al respecto.

¿Legalizar o no legalizar?..., he ahí el dilema.