¿Tiene el periodismo límites?

Hay días en los que te levantas y sientes que toda la mala vibra se deposita sobre tu cabeza y la aplasta como a un huevo de codorniz. Hoy (ayer), parece ser uno de esos días...

Me levanté retarde; el maldito despertador se quedó dormido. Montada en cólera, cosa muy infrecuente, cogí al incompetente relojito y lo tiré contra la pared con tan mala suerte y peor puntería que le atiné a la ventana. El ruido del vidrio haciéndose añicos captó la atención de todos en casa. La primera en ingresar a mi habitación fue Marita y que me pregunta a boca de jarro: "¿Qué pasó?" y yo que "!Nada, nada...! con cara de pocos amigos. Al rato, entra Sammy envuelto en un cobertor y haciendo la misma pregunta: "¿Qué pasó?", obvio que obtuvo la misma respuesta y unos empeñones más de mi parte, haciéndolo salir de la habitación pues no me encontraba vestida para la ocasión. Tranqué la puerta y sentí unos nudillos golpeándola y papi con la misma pregunta...

Le pedí a Marita que limpiara el estropicio, mientras terminaba de cambiarme. Ayer, el tío Gustavo me llamó la atención por llevarle tarde un informe muy importante y ahora estoy prácticamente de tarde para llegar a la oficina. Le pregunté a Marita por qué no me despertó y ella me dijo que me había pasado la voz cuatro veces y en todas obtuvo respuesta, por lo que asumió que ya estaba puesta en pie.

Tomé el desayuno al vuelo y puede prestarle un oído al noticiero cuyo tema central estaba enfocado en el accidente de Pucallpa. Lamentable accidente, pero, que me movió más a la indignación por la manera cómo lo tomaron los periodistas que hacía su agosto en agosto...

Lo del periodismo no me es ajeno; mis padres son periodistas y supongo que yo en algún momento haré lo mismo. Sin embargo, veo con mucha pena como es cierto eso de que el periodismo puede ser el más noble de los oficios como también el más vil...

Las custers, para ir a la oficina, iban llenas y el único taxi que pasó cerca me quiso cobrar 30 soles para llevarme de Barranco a La Victoria. Me pareció exagerado. Vi un custer algo vacía y la abordé. Ya que iba a llegar de tarde tenía tiempo para ensayar en el trayecto alguna buena excusa.

Sin embargo, en el trayecto, lo único que ocupaba mi mente eran esas imágenes del accidente, las cientos de tragedias surgidas de él y las aves carroñeras buscando cualquier noticia. Lo que me jode es la inconsecuencia de todos ellos. En las últimas semanas he visto como han llevado las noticias y como muchas veces han formado a ser parte de ellas. Recuerdo el caso de la chica captada por un hombre a través del internet y vi con pasmoso asombro como transmitían una pelea entre los parientes de la chica y el hombre en cuestión. Después, cuando el hombre era conducido a la estación policial la periodista preguntándole: ¿Por qué lo hiciste... contesta... por qué lo hiciste?, como retándolo, me pareció un estilo más propio de Magaly Medina que de una profesional en las noticias. Según sé el periodismo es la profesión relacionada con la selección, clasificación y ELABORACION de la información que se transmite a través de un medio (escrito, radial o televisada). Sin embargo, las prisas, el obtener una primicia hace que pierdan las formas.

He sido testiga, a través de la tele, como cada vez que detienen a una persona por el delito de violación le hacen preguntas a boca de jarro y cuando presentan la noticia presentan a esta persona como violador. Pero, en el caso del familiar del presidente de la república implicado en un caso similar, lo presentan como "presunto violador", parece que algunos tienen corona. Quiero dejar de lado los informes de accidentes automovilísticos donde sin tino muestran imágenes terribles...

Escandalosos los reportajes de Panorama y no por algún reportaje de información que haya descubierto algo importante sino porque según ellos no pasa nada en el país. En las últimas emisiones se convirtió en un programa farandulero e incluso dieron tics de cómo bañar a tu perro. Definitivamente, los tiempos cambian. Vemos, como los programas políticos de los domingos se han convertido en muchos casos en programas con contenidos livianos. En el caso de Panorama, forzado por la coyuntura, por el problema del Gabinete tuvo que informar sobre este caso pero con una óptica totalmente parcializada. Ni mencionar la entrevista a Luis Toledo. No estoy hablando de un pasquín de 50 céntimos sino de un programa que llega a miles de hogares y que forma opinión. Lo de Belmont, en el 11, entrevistando a Fernando Olivera, en términos franeleros y buscando limpiar la imagén de aquel político tan desprestigiado me pareció sumamente patético.

En la noche, vi informaciones sobre la tragedia del avión de Tans. El canal siete puso una musiquilla lúgubre y un rótulo de "La tragedia de Tans" y la presentadora con una voz y unos gestos que denotaban "tristeza". Otros medios se dedicaban a entrevistar a heridos y sin respetar el dolor de las personas transmitían escenas desgarradoras.

Me preguntó yo: ¿Tiene el periodismo límites? Y no hablo de censura o autocensura sino de criterio y ética a la hora de transmitir una noticia.

Cuando esto pasé, cuando hayan exprimido el tema, supongo que buscarán otra noticia de qué sacar provecho.

Con más dudas que respuestas llegué a la oficina, sin excusas y dispuesta a enfrentar mi responsabilidad.

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