Pasión por las pelotas

No voy a empezar éste artículo con el clásico: "Desde que tengo uso de razón..."; me parece patético, gastado y falto de ingenio a la hora de empezar un escrito... Sin embargo, desde que tengo uso de razón, siempre me he dejado influenciar, alienar y de cierta forma pervertir por refranes, dichos u otras formas de sabiduría popular. Oí una y mil veces que, "el fútbol enciende pasiones"; que, "el fútbol une a los pueblos" y una de las últimas , o no tanta, "la pelota no se mancha"... Y es cierto todo esto ¿eh? Ayer pude comprobar cada una de estas expresiones...

"El futbol enciende pasiones". A propósito del denominado "Clásico Moderno" (qué contradictorio suena eso, "clásico moderno", a quién se le pudo haber ocurrido algo tan descabellado o tan sin sentido. Que yo sepa, desde mi humilde opinión, los clásicos son clásicos, más nada...), grupillos de aficionados de los equipos, que horas más tarde estarían enfrentándose en un encuentro deportivo, estaban, ahora, apostados, uno frente al otro. No lo ví, me lo contó Sammy que, tuvo la mala de suerte de pasar justo por ahí, cuando las "pasiones encendidas" estaban a punto de estallar como volcanes. Un grupo inició el lanzamiento, sin destino preciso, de piedras (como Luis Toledo contra los periodistas. Aunque en ese caso, los periodistas servían como pared de frontón...), Sammy no tuvo otra mejor idea que correr de manera desbocada ("la salud está primero...") para salvar su vida y sus zapatillas nuevas. Yo estaba entregada totalmente a una larga y amena conversación con mi amiga Mafis cuando oí la puerta retumbar. Fui corriendo hacia ella, y pude ver, tras la ventana, a Sammy con una patética y graciosa expresión de horror en su rostro y señalando la puerta. Apenas la abrí y entró a empellones junto con un grupo de ilustres desconocidos que, por la pinta y talle parecían haberse escapado de un reformatorio. Para impedir el ingreso de más gente, no invitada, tuvieron que empujar la puerta y dejar a los demás, "ocasionales transeúntes", fuera y que sigan su desenfrenada carrera. Todos jadeantes y nerviosos, dentro de mi sala recién encerada, mantenían en sus caras un rictus de incredulidad y desconcierto. Me asomé a la ventana y vi muchos chicos correr detrás de otros chicos, aunque no de manera amigable...

"El fútbol une a los pueblos...". ¿Sí como nó? Cada grupo de aficionados enfundados con los colores de sus equipos parecían muy unidos, envalentonados y dispuestos a demostrar, temeraria y estúpidamente, cuál equipo era el mejor en base a matonadas o quién roba más a los pobrecillos ambulantes que encontraban a su paso... Con la fuerza y las costumbres de "búfalos" (sin alusión a los apristas, porfis) saquearon todo comercio que hallaron en su camino. ¿Y la policía? Bien, gracias. La última vez que vi a un policía por aquí. Fue precisamente en un día de "Clásico". Y lo vi correr..., detenerse era un suicidio pues le llovían piedras y meteoros de un grupo de chicos "incomprendidos" por la sociedad: el lanzar piedras también es una arte (las tiran y casi nunca les caen a ellos mismos ni a sus rivales pero sí a nuestros autos y casas).

"La pelota no se mancha", esta frase la dijo un apóstol (o un Dios) del fútbol y tiene mucha razón, las que se manchan son las cabezas, generalmente de inocentes, con cada pedrada en nombre del sacrosanto fútbol.

Me han invitado, muchas veces a asistir a los estadios para apreciar un encuentro de fútbol y he desestimado esas invitaciones por dos razones:

1) Me parece de mal gusto y hasta descortés invitar a una señorita a un espectáculo que se da mayormente fuera de la cancha: en las calles y plazas, un espectáculo nada agradable.

2) Odio al fútbol, porque me parece estúpido ver a gente grande dándole de puntapies, rodillazos y testarazos a una pobre e indefensa pelota. Y no me gusta el desorden, el caos y menos el abuso...

Y una más:

Tres: Odio que usen este deporte para ilusionar y mantener a la gente estupidizada ¿Y a quién no? Después del 3-1 ante Chile, ahora resulta que de seguro vamos al Mundial...