jueves, julio 07, 2005

"...Tiritando de frío, con las manos heladas... Estoy de vuelta"

Un insidioso vientecillo se cuela insolentemente bajo la sutil tela de mi falda. Desmemoriada, ansiosa, impaciente por volver a casa, olvidé estupidamente que sobre nuestra capital se cernía un invierno indolente. De un calor infernal pasé, sin escalas, a un frío glacial que ahora ponía su gélida mano sobre mis hombros desnudos.

Tiritanto, con las manos heladas, extrañando el calentito forro de mis abrigos de invierno. Busco entre un reducido número de personas a mi alrededor, una cara conocida. Y sonriente, con aquel pestañeo nervioso, con pasos cortos y rápidos se acerca Mary, y me abraza fuerte, muy fuerte. El calorcillo que irradia su cuerpo me fuerza a sostener el estrujón.

Mary, al notar mi temblor, y que me mi pequeña bolsa de viaje resulta insuficiente para guarecer dentro suyo un abrigo, me provee diligentemente de su, otrora despotricada por mi boca, chompa azul oscura. Mary, es capaz de dar su vida por la mía, a pesar de todos los malos ratos que le hecho pasar. Últimamente, nuestra relación ha cambiado... para mejor. Definitivamente, del desprecio recalcitrante al afecto sincero hay un ténue límite que, apenas, hace un par de meses atravesé y, ahora, no me arrepiento.

Ella, una mujer madura, de piel clara; su rostro blanco está cubierto de varias decenas de arrugas que se forman con detalle mientras sonríe, como ahora. Es una mujer, cuya vida ha estado, salpicada no, inmersa en un lodazal de hechos trágicos que facilmente servirían como base para una novela cebollera. Desde muy pequeña empezó su peregrinaje, tormentoso, por muchas casas desempeñándose como empleada, lidiando, la mayoría de veces, con patronas déspotas, belicosas y explotadoras; y también, con patrones, o hijos de p..., mañosos y abusadores; y por último con una niña caprichosa e insolente (yo).

A los 14 años, tuvo su primer hijo, del padre no se acuerda... "En ese tiempo era bien bruta, señorita...", me decía con voz resignada; y yo, "Bruta una vez, cinco veces es un abuso de la brutalidad...", la reñía cariñosamente hace poquito. Pasó las de Caín con cinco niños a cuestas y un hombre al que esperaba siempre con devoción, pero que veía muy de vez en cuando.

En casa estuvo trabajando, hasta en tres ocasiones. Estuvo bajo nuestro servicio, cuando yo tenía 2 años y hasta poco antes que cumpliera los cinco; después, volvió cuando tenía 8 años y hasta los diez; y por último, de los 12 años, míos, y sigue para adelante.

Arropada, con la chompita azul, estirándola como un chicle para cubrir mi boca que esboza bocanadas invernales, abandonamos las instalaciones del Aeropuerto y nos disponemos a abordar un taxi, cuyo chofer bosteza estirándose todo. Mary, me alcanza el paquete conteniendo el regalo de Chaíto. Siento como un escalofrío recorre mi cuerpo y unas punzadas en mis mejillas. Particularmente agotada, elijo recostarme sobre la humanidad caliente de Mary, que complacida, prodiga caricias a mis sienes y cabellos. Mis mejillas frías, se van tornando calentitas; una furtiva calentura febril copa mi frente, preocupando a Mary.

Ensayo una sonrisa tranquilizadora y la observo mirándome con ternura. Recuerdo aquella vez, cuando tenía nueve años y estaba en una de mis etapas insoportables y quien pagaba los platos rotos con mis desplantes y crueldades era ella... Quería detallar éstos hechos, que son muchos, pero creo oportuno cubrir con un manto de piadoso silencio en vista que, creo haber pagado con creces aquellos deslices y atrocidades de antaño. Mary me quiere mucho, como cuando era una niña, con la diferencia, ahora, que el afecto es recíproco.

He descubierto en la simpleza, en la humildad, en su bondad, en ese dar sin esperar algo a cambio, y en la actitud que demuestra en cada uno de sus actos la grandeza del ser humano. Las diferencias, que tontamente creamos los "seres civilizados", desaparecen, cuando llegamos conscientemente al punto en que pensamos que todos somos iguales.

Con las manos que se deslizan como palomas libres al viento me cobija con el cobertor rosa, como cuando era una niña... La fiebre parece haber cedido; sin embargo, me siento en una nube pero pegada al suelo. Espero estar mejor mañana y formar parte del grupo de damas de compañía en la boda de Chaíto. Siento frío y sólo deseo descansar, en la comodidad y calor, de mi camita.

5 Comments:

Blogger patton Dijo...

Orgullosamente diré algún día cuando salga en las portadas de lo periódicos la nueva novela (muy esperada por la crítica mundial) de la ex-beba newmann decirle a mis hijos: Yo leía, por allá a principios de siglo, el blog de la beba.

Tienes un talento impresionante para escribir, nunca me cansaré de repetirlo. Que bueno tenerte de vuelta.

1:45 p. m., julio 07, 2005  
Blogger Beba Newmann Dijo...

Hoy día, he recibido muchos halagos y lo peor de todo es que me lo estoy creyendo. No saben lo pesada que suelo ser cuando me lanzan tan agradables cumplidos. Espero, en todo caso pagarles con la misma moneda. Un saludo especial a don Manuel de quien recibí una bellísima, y muy respetuosa, carta.

3:16 p. m., julio 07, 2005  
Blogger César La Serna Dijo...

con la boca abierta y los ojos pegados a tu blog, debo dejar de leer o me van a despedir..

9:06 a. m., julio 08, 2005  
Blogger r.e. Dijo...

Hola, estoy aqui por la primera vez, y tus palabras me dejaran un deseo de volver a este espacio. perdoname mi español. volveré para leer mas un poco de tí. beso. J.

3:29 p. m., julio 08, 2005  
Blogger SERGIO Dijo...

Bienvenida a la Patria.

5:11 p. m., julio 08, 2005  

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