Venganza... O !Ay el amor, cosa tan rara!

"La justicia tarda pero llega...". ¿Quién lo dijo? ¿Matusalén? !Ni idea..! Sin embargo, recurriendo a mis dotes esotéricas y a mi cursillo de pitonisa via web puedo inferir, con absolutad gravedad, que quien lo dijo o tiene apellido Toledo o cuenta con la "$uficiente y nece$aria vara" (palanca como le llaman algunos) para que sus expedientes no duerman el sueño de los justos ni se pudran en los sótanos de un hediondo Palacio de la Injustica.

Aquí en mi Perú (digo "mi Perú" porque pocos lo quieren; y decidí adoptarlo como creo que algunos lo harían con un huerfanito bajo la tempestad...), quien tiene la mala, sino pésima, fortuna de estar litigando, o se hace viejo o vieja, según sea el caso, o muere en el intento... Mientras que la justicia: ciega, gorda y sordomuda vacaciona calata en Punta Sal.

Por lo que a mí respecta, no pienso hacerme vieja esperando justicia sino que voy a su encuentro. La que estoy buscando no es una justicia ligada a tribunales y pasillos llenos de tinterillos sino a nivel personal, muy personal... Y para obtenerla, no voy a apelar a abyectos recursos, revanchismos encegadores ni linchamientos populacheros, sino, que voy a echar guante de artilugios y sutilezas para que "mi" justicia sin "roches", "paltas" ni culpas, me permita paladear el dulce sabor de la venganza...

Mi objetivo (y no le llamo "víctima" por que eso sería conferirle, gratuitamente, la imagen de inocente, desprotegido y pobrecito con lo que se granjearía la lástima del respetable y el apoyo incondicional de medio medio, y a mi me otorgarían por unanimidad el papel de bruja o fucker-mother) es Sammy. Y que a pesar que abogué ante mis padres para hacerle un espacito en casa, no se cansa de hacerme la vida a cuadritos. Es un "Pesado" con "P" mayúscula, con "P" de "panzón" y que en más de una ocasión me ha hecho pasar vergüenza y media, y malos ratos con sus bromas y tosquedades. Que dé gracias que sus padres están la mayor parte del año viajando que sino, hace buen rato, lo hubiera puesto rato de patitas en la calle.

Cuando me quejo con papá, éste responde que sólo se trata de un niño y que le tenga paciencia... La paciencia la tenía grande (o con poco uso) hasta que Sammy se cruzó, como gato negro, en mi vida. Cuando converso en la puerta de casa, con algún amigo (a) o conocido (a), no se cansa de dar gritos y alaridos: "!¿Ya Bea...?, hasta qué hora vas a estar converse que te converse en la puerta...!, ¿No tienes mejores cosas qué hacer? Ni mi padre ni nadie me jode así y cuando lo correteo para hacerle tragar sus palabras, intenta chantajearme: "No me hagas nada, que sino, les cuento a tus amiguitos que roncas..." - !Pero si yo no ronco, Panzón!- "Pero a quien le van a creer, a la que duerme o al que escucha...?".

Tiene asegurada la lástima de papá y no puedo hacer nada. A veces pienso que lo quiere más a él que a mí. Creo que papito, en el fondo, siempre deseó tener un hijo hombre. En lo que a mí concierne no voy a aguantar ninguna pasada más por parte de Sammy. A la próxima tendrá que atenerse a las consecuencias de mi sútil pero eficáz venganza.

Mírenlo ahora con su polito rojo de "Te amo Perú", si el polo fuera un poquitín más chico se le vería la fosa que tiene por ombligo. Aparte de jodido, algo tonto y patrioterito trasnochado, si piensa que aquella selección de jugadores más pendientes de su look que de mejorar sus aptitudes dentro del campo y fuera de él tiene algo que hacer camino al mundial..., eso se llama buscarle cinco patas al gato, ponerle las zapatillas al ciempies o buscarle la razón a la sinrazón... No me vas a engañar con tu gran cambio ni conmover y menos me vas a hacer llorar mil lágrimas de una sola pestañeada. Este "gordito" algo se trae encima (aparte de la grasa acumulada).

Desde hace tres días que se viene portando bien conmigo... Y eso me parece reraro. Debe de estar enfermo, algo lo atosiga mentalmente o le quedó chica la cena. Ayer me preguntó, muy tímidamente, que se siente cuando uno se enamora (en estos términos: "Bea, tu que eres vieja y has tenido como cancha de enamorados, ¿cómo uno se puede dar cuenta que está enamorado de verdad, verdad? ¡No te rías pé, `chesu...`!"). Yo le dije que se sentían maripositas en el estómago pero que en su caso para sentir algo dentro de ese buque que tiene por panza va a ser necesario que las mariposas vengan acompañadas de sapos, culebras, serpientes y un par de zepellines ... Reraro también me pareció que hace ya varias noches que no juega el dichoso gunbound..., raro, muy raro. Y hasta se perfuma para salir, obvio que con el perfume de papá...

El jueves, pidió permiso y dinero a papá para ir al cine en la función de noche. Qué gustitos ahora; hasta hace poquitos días lo veía tirado panza abajo, riéndose estúpidamente con el Chavo del Ocho o peleándose y mentándole la madre a un enemigo en el gunbound.

Nadie en casa sabía en qué cosillas andaba, pero, me enteré repentinamente que el gordo tenía pactada una cita. Caí en cuento tras recepcionar una llamada, ganándole por puesta al mismísimo Sammy. Las preguntas que me hizo días previos ya me lo hacían suponer, pero, nunca creí que el gordo fuera capaz... Una voz menuda, de niñita, al otro lado del fono y Sammy afanándose en quitarme el auricular. "¿Está Sammy?", me pregunta con un hilito de voz y yo: "Aquí no hay ningún Sammy..." y Sammy impedido de gritar para no hacer un papelón casi de rodillas, rogando para que le diese el fono... Y yo: "Ahhh..., seguro que te refieres a Samuel. Pero él ha salido un ratito..., espera, creo que ya viene..., espera ¿ya?" y como respuesta un "Ya" bien tierno, bien infantil que me trajo lindos recuerdos. Quería vengarme en aquel momento pero a veces la justicia, creo yo, debe de ser flexible y aplicarse humanamente..., no si antes: "Mira Sammy, te voy a pasar el fono para que converses con tu "noviecita" pero me vas a prometer que nunca más me vas a hacer pasar un "roche"..., mira que puedo responder "algunas llamadas" de "pésimo humor" y..., ¿entiendes eso, no?". Y sammy meneando su cabeza afirmativamente y soltando su infaltable "Chesu" que tuvo que apagar rapidito cuando le pasé el fono... Qué tímido se veía, ahora, hablando por teléfono y qué formalito... Ay el amor... Cosa tan rara