¿Inútil yo?

Hoy, preparé el desayuno, como dice Valery, "yo solita"..., aunque, no puedo dejar de mencionar que conté con la asesoría de Marita... !Ok, ok!, yo la dirigí y ella lo preparó..., así es que, lo preparé "casi" solita. Sin embargo, para no perder, técnicamente, yo lo preparé...

Estoy harta que todos, en casa, pongan en duda mi capacidad en las artes culinarias; aunque escondidas, allí están... No creo que tenga algo de ciencia, sólo se trata de arrojar cositas dentro de una olla, como bruja de cuento infantil, y dejarla sentada sobre el fuego. ¿No entiendo qué de extraordinario puede haber en ello?

"!Sí, sí, y si es tan sencillo como dices..!, ¿Por qué te quedó el pollo crudo en el guiso y en la sopa?, y no una vez, sino tooooooodos los días que Marita estuvo de vacaciones...", me recordó el sabihondo de Sammy "amargándome" la hiel.

Dejando a un lado mi molestia, en mi interior, una voz agradable me decía: "Tu no tienes la culpa de nada. Los culpables de tu inutilidad son todos ellos..." (!Plop¡). Hasta mi conciencia jugaba en mi contra..., pero, yo creo que algo de razón debe de haber y más cuando recuerdo que en toda mi vida, nunca me llamó, la más mínima atención, la cocina y el cocinar y de las pocas veces que ingresé, a la cocina, era para preguntar que estaba preparando Marita y decirle: "¿Me sirves algo? y !Gracias¡". Todos esos recuerdos me parecen frescos, tan frescos como si hubieran sido ayer.., pero que despistada, si fue ayer... Pero, !a partir de hoy no más! Yo trabajo, estudio y creo que muy bien podría compaginar esas actividades con algunas visitas a la cocina. No creo que sea tan difícil como ir al Africa montada en burro, !No, qué bah!

En la mañana me levanté retemprano. Ni me lavé la cara (sólo me retira algunas legañitas de los ojos) por ir directo a la cocina. Marita ya estaba allí. Sobre la cocina la olla de la avena hervía. Definitivamente, me levanté con ganas de demostrar hasta al último habitante de casa que "si se puede" (que huachafo sonó eso. Pero, no encontré otra expresión que me ayudara a expresar todo lo que mi pecho acumulaba).

Cogí la cajita de cerillos dispuesta a encender una hornilla:

- ¿Cómo se prende ésto?
- No te preocupes Bea que yo voy a preparar el desayuno. Si quieres ayudarme, ayúdame, pues...
- ¡No, no, no!, hoy me toca a mí, ¿Cómo diablos se enciende ésta hornilla?}
- ¿!!Cómo, no sabes!!!?, ¿y cómo hacías para cocinar en mi ausencia?
- ¡Fácil...! sólo abría todas las llaves y pasaba el cerillo cerca...
- ¡Eso es muy peligroso! Bueno. ¡Para ésta hornilla es ésta llave y que no se te olvide o un día vas a volar la casa!
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- Marita, ¿No crees que ese huevito se vería mejor si lo frieras por ambos lados?
- Pues, claro Bea, así le gusta a todos en ésta casa.
- A mí nó..., pero igual doras el mía para que haga juego con el resto de huevitos...
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- Ya ves que no soy una inútil..., y hasta azuquitar le eché al juguito de naranja...
- ¡No Bea, ya tenía azúcar! ¿Sabes Bea?, ¿Me quieres ayudar no?, creo que quietecita me eres de gran ayuda...
- Entiendo el sarcasmo... !Pero no lo comparto...!

Ahora, venía la prueba de fuego. Papá, Laura y el pesado de Sammy esperando el desayuno y yo con los platos por delante. Un huevito para cada uno, su juguito también..., y papá:

- Amaneciste contenta. Y también preparaste el desayuno, ¿no?
- Si tío, no ves que las tostadas están quemadas -"metió su cuchara", maliciosamente Sammy.

Ya me las vas a pagar todas juntas "panzón"... Lo del juguito de naranja es para otra historia. Sólo quiero decir a modo de reflexión: "No soy una inútil por vocación o naturaleza, sino... por falta de oportunidades?. ¿Y quién no?