Mutatis Mutandis

Estoy de buen humor... Hoy, me he reído tanto que, simplemente, no recuerdo, exactamente, cuántas veces. No tengo un contador de sonrisas, risas o mohines de gozo y satisfación pero si lo tuviese, éste, indicaría un número muy alto...

Me reído por motivos diversos y de distintas formas: Ingenuamente, sarcásticamente y porque no tenía de otra (reir por no llorar). El ser humano reacciona de acuerdo a las circunstancias y una sonrisa, la mayoría de veces, puede ser el arma más poderosa e inocua para cambiar las cosas. Lo acartonado, lo serio, por más importante que sea, se puede perder en la nada si se carece de la chispa de la vida: Una sonrisa, en el momento exacto...

Tuve que hacer cosas muchas cosa ayer. En un viaje, casi interprovincial, que demoró poco menos de una hora, me permitió llegar hasta un lindo lugar ubicado en Lurín. Fui a casa de la doctora Soto y la verdad es que me impresionó la belleza de su hogar; parecía un oasis en medio del desierto. El frío sí que se siente por estos lares. Una pertináz garúa caía en derredor y obvio que sobre mi cabeza (cuando llueve todos se mojan). Platicamos de cosas que no vienen en cuento pero la pasamos re bien. Por una cuestión de mantenimiento, la telefónica quitó, de manera temporal, los servicios de telefónía y de cable. Encendí la tele y pude ver algunos canales "nuevos". Uno que me llamó la atención y para darle gusto a la doctora -a falta del canal de salud del cable- fue un programete donde iban a hablar de ETS. Ni la conductora ("La Chola Energía". No sé cómo se llama) ni el médico invitado mostraban un nivel adecuado para sus funciones. Para empezar, la presentadora hizo una breve introducción al tema con un claro desconocimiento del mismo; presentó a las ETS como enfermedades de personas promiscuas y carentes de una adecuada higiene (o se hizo la tontita para captar la atención de su popular teleaudiencia). Dicen que buena sombra cobija al que buen árbol se arrima; en éste caso, el doctorcito de marras, invitado estelar, actúo como un paraguas agujereado. Para hilaridad nuestra, el nombre del doctorcito era Jhony Clavo, que no es broma ¿eh?, ese era su nombre "Jho-ny Clavo", médico gineco-obstetra, que no tuvo comienzo menos auspicioso que decir: "Las enfermedades de transmisión sexual se transmiten sexualmente...". Más que programa educativo parecía uno de terror con las explicaciones sobre síntomas y reacciones del cuerpo ante éstas enfermedades...

Una de las cosas que he notado en mi vida es el doble discurso que se maneja. Se subestima muchas veces a las clases populares y se les proporciona mensajes de manera casi infantil, como si de niños o de retrasados se tratara. En las iglesias cuando un padre habla desde un púlpito lo hace a dos niveles: En una iglesia de Miraflores o San Isidro, el discurso tiene un alto nivel teológico y humanista; mientras que en un cono prácticamente es la narración de una parábola. Con ésto se vende la idea de la forma y no del fondo; como el caso de unas chicas que estaban recontentas por el carisma de una persona que por lo que sabía.

Conozco muchas personas inteligentes, con un mensaje claro, distinto pero que se pierden por hechos tan subjetivos como la empatía. Mi sugerencia es no rebajar los contenidos a términos populacheros sino de matizarlos con toques sutiles de distensión y que no por eso se va a perder la atención buscada. Terrible hecho me resulta ver en las esquinas titulares de periódicos tan groseros y amarillistas (vieron el titular de El Chino de ayer... No me escandalizó sino que me movió a la lástima. Lástima por éstos periodistas que en gran modo desprestigian su profesión por vender y de paso idiotizar a la gente, y lástima, también, por esta gente que se deja seducir por éstos titulares y que mimetizan esta información en sus vidas. A veces no nos queda peor opción que reir por no llorar...