¿Quién mató a Roger Rabbit 2? o ¡Yo amo a mi puré!

"La mentira tiene patas cortas y trae los zapatos al revés"
(Yo)

"Nunca las segundas partes fueron buenas... Esta es la prueba"
(Frankenstein y Yo)


Micaela, arribó, a Lima, el sábado muy de mañana. Recién, pude verla, un ratito, el domingo por la tarde.

En su casa, se había organizado una pequeña reunión. Los temas, de conversación, se centraron en el viaje de los tíos, en política y en fútbol. Todo estuvo muy entretenido mientras, los tíos Gustavo y Ethelle, narraron aspectos relacionados con el viaje. Pero, cuando la conversación entró al, pantanoso, terreno de la política se armó la de San Quintín. Los invitados al almuerzo, parientes en su mayoría, se enfrascaron en una virulenta discusión. El almuerzo, que se había iniciado con un cristiano "Padre Nuestro" y un brindis en honor de los recién llegados tornóse en el más burdo espectáculo, similar al hemiciclo congresal, y nada recomendable para un importante número de gente menuda, también presente, en la mesa. Nadie, absolutamente nadie, daba su brazo a torcer.

( "Patadita" García:Cortesía de Herr Hauptmann )

Metí mi cuchara, en la conversación, cuando abordaron el tema de Alan García y fui expectorada, del mismo, por un tobogán, por el tío-abuelo Augusto: "!Tú no metas chiquilla...! !Qué sabes tú de Alan García! ¡Ni siquiera habías nacido durante su Primer Gobierno para que me vengas con esas tonterías de la hiper-inflación ni que ocho cuartos...!". Totalmente desautorizada me vi precisada a hacer mutis por una cuestión de supervivencia. El tío-abuelo Augusto, trujillano de pura cepa, era y es un ardoroso defensor del aprismo y un aprista por naturaleza; y siempre enhiesto y socarrón como un pavo real. La tía Ethelle, cumpliendo a cabalidad con sus labores de anfitriona, apaciguó los ánimos sugiriendo, en buena lid, a los comensales cambiar de tema para que "todos" podamos participar. Mientras, yo, totalmente azorada y descompuesta tuve que bancarme por un buen rato la filosa y penetrante mirada del tío Augusto (Yo también te quiero tío...). Cuando empezaron a hablar de fútbol, decidí, con el permiso de los presentes, levantarme de la mesa e ir a tomar un poco de aire.

Me dirigí, diligentemente, al pequeño jardín de la casa. Un esplendoroso Sol, que trajo a mi mente el lejano verano, dejó escapar sus rayos y estrellarlos contra mis ya acaloradas mejillas. Mientras me mecía en el columpio, hizo su aparición la pequeña Micaela, como para echar mas leña al fogón, trayendo entre sus brazos a un hermoso perrito pekinés.

- ¿Te gusta Bea?
- Sí. Esta bien lindo el "bichito"...
- No le llames así. No le gusta. Se llama "Gerald" y me lo regaló la tía Ruthi...

Suspirando y con la cabeza gacha continué meciéndome. Mica, sin temor a recibir un impacto, se colocó casi frente a mí; con las rodillas en el piso y tratando de ver mi rostro:

- ¿Por qué estás triste?
- ¡No estoy triste! ¡Estoy feliz, alegre, contenta...! - con una sonrisa fingida -.
- ... Y loca...

Sonreí, ahora, sin disfuerzos.

- ¿Bea...?
- ¿Sí? -algo resignada a lo que viniese-.
- ¿Puedes cargarme un ratito a "Gerald"...?
- ¿No tiene pulguitas?
- ¡No tonta! Cárgalo un ratito, porfis, quiero ir al baño...

Estocamente recibí a la pequeña criatura que se mostraba belicosa y afanosa en destrozarme el índice a dentelladas. ¿Qué raro que Mica no me haya preguntado por Orejas? Hace rato que espero la pregunta y nada... Al poco rato volvió, cogió a "Gerald" y dijo:

- Pensé que ibas a traer a "Orejas" - Dijo Mica y yo casi me atragante por lo repentino de la pregunta -.
- No. Quería decirle a tu papá que lo fuera a recoger a casa. Ahora se lo dices tú, ¿ya?...
- ¡Ya!
- Y yo, ya me voy. Me despides de tus papis y del resto... Chaíto.
- Chau. Y no le hagas caso al abuelito Augusto, eso me dice mi mamá; ya esta muy viejito.
- Le haré caso a tu mama entonces... Chau.

Tarde o temprano, Mica tendrá que darse cuenta del "gran cambio"... aunque... en mi interior, deseaba que, para cuando lo notara, estuviese ya casada y con nietos...

El lunes fui a trabajar. Antes, me cercioré que el nuevo "Orejas" aun respirara. Para alivio mío, así era. Espero, al volver de la oficina, no toparme con el conejito y menos cargando el peso de mi conciencia.

Llegué a casa como a las 7 y 30. El tío Gustavo se hallaba en la sala charlando con papá. Los saludé y me fui directo a la cocina. Oí voces y el sonido de la tele encendida. Al ingresar a la cocina me encontré con Mica que comía y conversaba con Mary, que había vuelto esa mañana. Mary, me comentó lo flaca que lucía Mica: "esta nariz y huesitos... es el segundo plato de puré que come esta noche... le encanta". Mica, en su estadía en Huallanca, estuvo a punto de perecer de inanición por su inapetencia; en casa, encontró un Oasis de puré, su plato favorito.

A mí también me encanta el puré, adoro el puré, yo amo al puré... pero, ahora, se me quedaba en la garganta. Le hice una seña a Mary para apagara la tele y nos dejara a solas.

- ¿Y... Cómo encontraste a "Orejas"? - Pregunté con la ansiedad dibujada en mi rostro.
- Cambiado... un poco más grande... está bien - dijo con la boca llena
- ¿Uhmmmm...? ¿Y a qué hora se lo llevan...? - algo nerviosa-.
- No puedo...
- ¿Qué? - lance un gritillo casi histérico -, ¿por qué no puedes...?
- Pensaba regalarlo. Veo que tu casa es grande y que aquí esta muy bien cuidado. Por eso, mejor te lo regalo a ti...
- ¿A mí? ¿Por qué? -dije con "animo"-.
- Porque sí...
- No tengo mucho tiempo. Trabajo y las mascotas no me quieren a mí. A excepción de "Candy", por supuesto... ¿Pensé que era tu mascota adorada... ?
- Si, pero... no puedo sacarlo a pasear. En cambio a Gerald...
- Gerald... Ya veo. Mascota nueva y a mi me chantas al "huerfanito" ¿No?

Sonríe:

- ¿Lo quieres o no? -lo dice en tono de ultimatun-.
- Bueno...
- ¡¿Bueno sí o bueno no...? !
- ¡Bueno...! ¡Que sea la de Dios!
- Bea... Yo sé muy poco de conejos... en mi casa todos estaban seguros que era conejo..., ahora, Mary, me dice que es Coneja...
- ¡Pucha Mary!
- Vas a tener que cambiarle de nombre...
- ¿Por qué yo? ¡Pónselo tú!
- ¡Noooo¡... tú eres la nueva dueña, ponle tú...
- ¿Uhmmm....? ¿Qué nombre le pondré?