"¡Qué vergüenza!"

"!Qué vergüenza!", era el estribillo renuente, mezcla de indignación en algunos casos y en otros, sólo chacota y palabras sin ningún valor... Ayer, acompañé a Laura a visitar un colegio ubicado en el cono sur. Villa el Salvador para ser exacta. Laura es representante de una ONG relacionada con la educación y había sido invitada por una asociación de padres -APAFA- para visitar aquel centro y observar las carencias con el fin de prestarle ayuda.

Laura, a pesar de lo quisquillosa que es, me pidió que viajáramos en el "Tren Eléctrico". En aquel tren construído hace veinte años y que tiene el recorrido más corto del Mundo... El viaje fue cómodo y... corto... Yo que conozco los sistemas ferroviaros de otros países y ciudades -Santiago, Buenos Aires-, el nuestro me pareció, como siempre y como todo en nuestro país, un simple ensayo o proyecto. Un ensayo muy costoso por cierto, que en su tiempo concitó la atención de más de uno y que sirvió para ganarse la simpatía y el apoyo popular de ciertos politicastros que amenazan con volver. Sin embargo el tren, el bendito tren, no deja de ser un juguete caro. El recorrido, si lo llevamos a tiempo, tardó diez minutos aproximadamente. El paradero final está cerca a la Zona Industrial de Villa el Salvador. La zona industrial o parque industrial, es un lugar ocupado por carpinterías y tiendas de exhibición y venta de toda clase de muebles y enseres decorativos con distintos acabados y materiales -para todos los bolsillos. De allí abordamos un taxi que nos condujo al centro educativo.

La APAFA (Asociación de Padres de Familia), había convocado para el domingo (ayer) una asamblea ordinaria por lo que nos vimos precisadas a formar parte de ella. Poco antes de que diera inicio, hicimos un recorrido -acompañadas de algunos dirigentes y del director- por los ambientes del colegio. Su máximo orgullo fue mostrarnos los ambientes de su cuna -kinder- construido por la ONG "Tierra de niños". Un ambiente nuevo y muy agradable.

El colegio era inmenso, con más arena que veredas; en algunos casos, caminitos de piedra nos conducían a otros ambientes. Los salones de secundaria y primaria mostraban mucho descuido. En algunas zonas las construcciones eran recientes pero la gran mayoría correspondían a treinta años atrás... Éstos ambientes en algunos casos mostraban rajaduras. Tres salones habían sido clausurados por cuestiones de seguridad. Los pupitres eran antiquisímos y en la mayoría en pésimo estado. De allí fuimos a los baños y fue un terrible espectáculo ver el estado en que se encontraban, sobre todo los baños de secundaria. Las tazas -waters- no contaban con tanque de agua, por lo que decir y recordar de que estaban "sucios" me causa cierta náusea. Algunas tazas habían sido arrancadas de raíz o destrozadas por los alumnos mismos (¿cómo rayos pueden romper una taza?). El director nos contó que algunos alumnos descubiertos in fraganti había sido expulsados pero que sin embargo ni con ello se podía evitar que éstos hechos se repitieran. "Roban" -porque no hay otra palabra- los grifos o caños, dejando que el agua -cuando hay- corra libremente y pintan las paredes con obscenidades. Los alumnos de secundaria al no contar con servicios higiénicos adecuados tienen que concurrir a los de primaria con el consiguiente daño...

Más que simpatía, aquel colegio nos despertó lástima. Supongo que muchos colegios en el Perú tienen los mismos problemas. Lo de las pandillas es un hecho aparte, pues por aquí lamentablemente pululan y son en muchos casos los mismos alumnos integrantes de éstos grupos que siembran el terror entre los demás condiscípulos y hasta en los profesores...

La asamblea, empezó a las 2:30 en punto. Laura pasó a acompañar a la Asociación de Padres en una improvisada mesa de sesiones y yo me confundí con la gente en medio de una losa deportiva. Mucha gente por el calor se había apostado en los rincones en busca de sombra o de terminar con un sueño interrumpido. A pesar de que el Sol estaba presente corría un aire muy frío... Algunas señoras tejían, otras conversaban -la gran mayoría- sin prestar atención a lo que se discutía. Algunos "tardones" tocaban la puerta de acceso con gran fuerza. Había dos portones: el más grande era zamaqueado con gran fuerza -por fuera- por gente que quería entrar. Y empujó -golpeó- la puerta con tanta fuerza que terminó por desprenderse el nombre del colegio labrado en varillas de fierro ubicado en la parte más alta de aquel portón ... He oído, he visto de alumnos trepando las paredes para escapar de clases pero padres..., ver padres de familia, o señoras escalando paredes para huir de su responsabilidad era algo nuevo para mí. Los comités de seguridad -grupos de padres encargados de evitar que algunos "escapen" de la asamblea- no se daban abasto para vigilar todo el límite periférico de tan enorme colegio. Algunos escapaban por la iglesia del lado -que tenía un muro bajito- otros lo hacían por los muros de primaria. Las quejas de los comités de vigilancia en la mesa de sesiones era frecuente y la llamada de atención a los padres era una constante.

Lo que terminó por colmar el vaso fue la "huída" de algunos padres y madres por sobre un pequeño portón de entrada. Mientras que Laura, se mostraba impertérrita en su asiento -con la procesión por dentro-, yo seguía con detalle el tumulto. El presidente de la APAFA había logrado coger de una pierna a una señora que escapaba por un forado hecho en el enrrejado de seguridad de la puerta. Había quebrado parte de la reja de seguridad -ubicada encima de la puerta- que ahora les servía para escalarla... Un hecho vergonzoso... y la tonadilla: "!qué verguenza!" que se repetía de boca en boca; en algunas con indignación, en otras como si se tratara de una broma...

Comportamientos así provocan las generalizaciones y los prejuicios... Lo que me "jode" de todo eso, es el ejemplo que le dan a sus hijos. Como van a corregir a sus hijos -y me refiero a los padres ´fugitivos´- si tiene un comportamiento tan irresponsable, tan "adolescente" y desmedido. ¡Diablos!, me muero de ganas de generalizar y de llamarlos con esa palabreja tan infame pero no lo voy a hacer. Como en todo, siempre hay excepciones, aunque las menos son las que saltan más a la vista y levantan sendos prejuicios. De más está decir que Laura estaba indignada y yo no era para menos... ¿En manos de quién está el futuro si el presente me muestra éstos hechos? No quería generalizar pero lo hice y lo siento muy profundamente.

El Perú no es tanta inmundicia humana, hay ejemplos de superación para ser tomados en cuenta pero no podemos soslayar hechos -malos ejemplos- que motivan a la gente a seguirlos. Mientras que sólo la vergüenza se apodere de nosotros y no hagamos algo más por cambiar, pues tendremos que conformarnos con ser parte de aquel coro de plañideras...

En los próximos días quiero hablar sobre octubre y sus tradiciones, obviamente desde mi óptica -sin extremos aunque no puedo con mis apasionamientos algunas veces-, en especial, para los amigos del extranjero que nos observan como una nación "civilizada".